Luis Felipe Colmenárez | LA PRENSA DE LARA.- Justo a los pies del reconocido cerro La Cruz, al noroeste de Barquisimeto, se encuentra Colinas de El Trompillo, una comunidad que data de más de 50 añ;os en los que no ha percibido desarrollo de ningún tipo. Los extensos caminos de tierra y la fabricación de ranchos desnudan la precariedad y la pobreza en la que se encuentran sujetas alrededor de 250 familias que actualmente residen en la zona.
La falta de servicios básicos y la poca atención que han percibido por parte de los entes gubernamentales los llevó a tomar una firme decisión, que tiene como principal objetivo cambiar sus estándares de vida y suprimir cada uno de los ranchitos que no ofrecen seguridad, logrando además dar una mejor imagen de la comunidad.
Entre todos los vecinos procedieron a recaudar 5 dólares por familia para dar inicio a un sueñ;o que no tiene marcha atrás. El proyecto trata de la edificación de viviendas de adobe fabricadas desde cero con sus propias manos.
La primera tarea de la lista fue comprar una máquina de bloques de adobe que tuvo un costo de 150 billetes verdes. Ya con eso tenían un gran camino adelantado, lo único que faltaba era la mano de obra y eso es lo que abundaba en el sector.
«El que quiere tener lo suyo viene y trabaja duro», dice la señ;ora Yelimar Colmenárez, quien explica que a diario trabajan desde las 7:00 de la mañ;ana hasta las 6:00 de la tarde. En la jornada sólo cuentan con una hora de descanso para almorzar, pero el resto del tiempo se la pasan echando pico y pala para que la obra camine y puedan decir pronto que lograron su objetivo. Niñ;os y adultos han combinado esfuerzo y talento para dar paso a la materialización de esa meta.
Ellos mismos extraen la arena del cerro para posteriormente elaborar los bloques que terminarán dando forma a las paredes. Por día pueden sacar hasta 500 piezas, lo que es algo considerable, teniendo en cuenta que cada vivienda se lleva entre 2 mil y 2 mil quinientos bloques.
«Todos tenemos derecho a tener cosas bonitas». La frase la suelta la señ;ora Yeimy Espinoza mientras explica cómo las ganas de tener una vivienda digna la ha motivado a cada día salir a «sudar la gota gorda», sólo para edificar paredes que den abrigo a sus seis hijos.
Como ella hay otras nueve personas que esperan verse beneficiadas en este prime