A toda hora del día, más de 200 familias de la urbanización Sucre padecen por el mal olor de una tanquilla desbordada de aguas servidas en la calle 37 entre avenida Libertador y carrera 34. Un problema que denuncian desde noviembre de 2024 y cuya gravedad perjudicó con la interrupción del servicio telefónico e internet. Vecinos indican que han solicitado apoyo a Hidrolara y que en varias ocasiones han reportado en la aplicación VenApp.
«Esto es un gran daño que perjudica a residentes de apartamentos, principalmente el bloque 27 y las casas. Estamos sufriendo unas 200 familias por tanta fetidez, pero el impacto es mayor, porque se llega a la totalidad de 600 familias cuando la presión de las aguas servidas reventó otra tanquilla cercana y dejó incomunicados a la gran mayoría», reclama Andrés Giménez, vecino de la zona, señalando con su dedo índice hacia el brote de cloacas, cuyo color varía entre tonalidades oscuras tan concentradas, que no se distingue en cuáles puntos se fusiona el negro con el verde.
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Es una situación desagradable y permanente que solamente se calma el nivel cuando no cuentan con el servicio de agua, porque generalmente siempre tienen ese desborde desde la acera y desciende hacia la calle, cruzando hacia la avenida Libertador. A quienes viven hacia las residencias de la vereda cercana al Bloque 27, les toca ser equilibristas y así poder pasar lento por el minibrocal. Dar un paso en falso implica pisar esa cloaca que salpique y llenarse hasta los pantalones. Además, tratan de sujetarse lo más fuerte posible de las rejas, ya que tropezarse implicaría caer en esa agua de inmundicia.
Giménez recalca que así como los transeúntes atraviesan saltando la acera o calle tapándose la nariz para evitar respirar ese aire insalubre, los habitantes y sus familias no encuentran cómo protegerse y evitar padecer de irritación en la garganta, cuadro gripal o cualquier afección respiratoria. «Esa corriente de agua piche sólo termina siendo un foco de zancudos, mosquitos y demás plagas. Dios nos cuide de no caer contagiados de dengue», indicó asustado por esta situación de insalubridad por más de tres meses.
Reconoce que luego de tanta insistencia en los reclamos a través de la VenApp, sólo recibió varias llamadas telefónicas de la sala situacional, para confirmar si el problema fue atendido. Pero siguen esperando esa buena noticia. «¿Cómo es posible que las familias viviendo con interrupción del servicio telefónico e internet, igual deben cancelar mensual?», se pregunta Giménez.
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Problema causa molestia en las familias residentes
La molestia de Elvis Garrido también detalla que es más difícil aún vivir al lado de la cloaca porque se siente tan fuerte, tal como si el desborde lo tuvieran en la sala. «Ni siquiera viviendo encerrados podemos, porque necesitamos el aire para vivir y en estos meses sólo nos deja el riesgo de enfermarnos», dijo al señalar el temor sentido en esta populosa urbanización.
No entienden cómo es que tardan tantos meses para atender dicho daño, considerando que también afecta a los pequeños establecimientos de la zona. Es un zona tan céntrica, que a pocos metros está el estadio de fútbol Farid Richa.
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Todos necesitan volver a vivir tranquilos, sobre todo los adultos mayores y niños con mayor riesgo de irritación, así como vulnerables a enfermarse. Les preocupa que se comenta de casos de dengue y las secuelas del covid-19 a nivel respiratorio, siendo una deficiencia de mayor riesgo.
Se cansan de tener que vivir encerrados, porque abrir las ventanas es experimentar la sensación de estar a la orilla de esa cloaca y hasta se les quita el apetito. Además de soportar la plaga, con miedo de que algún mosquito sea transmisor del dengue.