sábado, 23 noviembre 2024
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Extrabases de Alfonso Saer 19-01-2022

LA PRENSA DE LARA.- «LAS pequeñas cosas». Esa es una frase muy utilizada en el verbo beisbolero. Responde a la ineludible realidad de ejecutar detalles que al final pesan a favor o en contra. Se ajusta con firmeza a lo que ocurrió con Cardenales en el round robin, tras no facturar exitosamente jugadas en la defensa, las bases y en el plato. El costo de los errores — muchos que no se anotan — fue alto. Hubo turnos increíblemente fallados, no en el swing sino en la falta de paciencia. Incontables los instantes con bases llenas y casi ninguna o nula producción. Pifias de cálculo en el fildeo y uno que otro mal corrido de bases. Sí, claro, eso está en el béisbol y por allí se perdió en buena parte el acceso a la instancia culminante… EMPERO, el agotamiento de los brazos fue el desequilibrio mayor. El flamante pitcheo de relevo se desarticuló, fallando algunas veces los tiradores de apertura. En la eliminatoria doce bomberos estuvieron debajo de 2.60 para orgullo de la cueva roja. En la semifinal los guarismos fueron distintos. Lanzadores como Máximo Castillo (7.15), Argenis Angulo (8.22) y Luis Madero (4.63) sintieron el fragor de la lucha. Hasta el inefable Vicente Campos, con una campaña épica en los cierres, se extenuó y las dos primeras anotaciones que le endosaron — un jonrón de Alexander Palma — fueron válidas para una victoria del Caracas que cayó como un baldazo de agua bien helada y abrió un boquete en las aspiraciones de ir a la gran final.

EL round robin es un segundo campeonato, una eliminatoria más corta. Probablemente esa sea la mayor enseñanza que se lleva de experiencia inicial el manager Carlos Mendoza. En esta liga hay que guardar y administrar. El pitcheo apagafuegos se redujo a una media docena de brazos y el llamado bullpen B fue subestimado, seguramente por esas ganas de asegurar victorias, de no regalar nada. Al final había que depender de todas maneras de tiradores con poca acción previa. Los otros estaban extenuados, sin tino, sin variedad, a expensas de los rivales. La semana culminante de la semifinal fue la que dejó esa clara impresión de impotencia para frenar a Caribes y Caracas… NO pareció justo dejar a Pedro Castellanos en la banca durante once juegos, ni colocar a Willian Contreras en los turnos del medio, aunque bateara para .396, pero con solo cinco fletes. Tampoco se le dio buen uso en la chiquita a un experto en batear de emergente como Alberto Callaspo. No es menos cierto que Yordanys Lináres decreció en rendimiento y actitud, y Carlos Rivero se metió en uno de esos slumps que no tienen escape. Pero, insistimos, no se trepó a la final por esas «pequeñas cosas» que no vamos a descargar en detalle. Por algo se gana y por algo se pierde.

QUEDARSE a una victoria de la serie máxima indica que tuvimos un elenco ganador, gallardo y, eso sí, con ansias de triunfo. El balance de Carlos Mendoza es altamente positivo, con los errores que cada humano comete. Suponemos que vendrá en octubre por la revancha, se la merece. Su cueva estaba alegre y lo vimos cambiar a los pitchers con maestría, trabajo básico para dirigir escuadras en el Caribe y en todas partes. Posiblemente tardó en mandar a la banca algunos jugadores, quizás en respeto a la jerarquía. Nunca pudo tener una alineación estable por las variantes que se le presentaron, tantas que hasta colocó a Castillo de quinto cuando nadie remataba los ataques. También es verdad que en la semana de cierre perdió en algunos juegos por lesiones a Ildemaro Vargas y Juniel Querecuto, sus dos mejores remolcadores en el round robin… EN los deportes ganar es el objetivo, pero no siempre se puede. Este cronista se siente satisfecho de un equipo que, por todo lo anterior, no remató con éxito. Como en el boxeo, perdonó a oponentes tambaleantes en algunos juegos. Todavía retoza repugnante en nuestras mentes la bola que en, máximo esfuerzo, no atrapó Gorkis Hernández en el décimo inning del miércoles pasado en el Universitario. Hoy estaríamos diciendo otras cosas… FINAL entre dos equipos de mucho ataque. El de Caribes es explosivo, con misiles de mayor alcance, fichas de experiencia en alto nivel. Magallanes le tiene la medida tomada a la tribu — nueve ganancias en once careos —- pero todo puede cambiar en algún momento. Los Navegantes, a diferencia del resto, le saben pegar a los indígenas. El pitcheo es la madre del juego y los magallaneros llevan ventaja en ese sentido. Se reforzaron con César Jiménez para conformar una dupla de zurdos efectiva con Yohander Méndez y un trio que completa el veterano Junior Guerra. En el relevo la escuadra azul también lleva ventajas, por eso escogieron sus rivales a Silvino Bracho para darle redondez a los innings finales junto a Esteban Haro… AHORA bien, salir ileso contra los cañones de Caribes es una hazaña. Los Fuenmayor, Astudillo, Cabrera, Romero, Ortega y compañía conforman una artillería probablemente vista muy poco en los anales del circuito. Anoche fue el primer repique de campanas, Estaremos en primera fila.

alfonsosaer

 

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