LA PRENSA DE LARA.- LOS latinos habitualmente condimentan con sus faenas las Series Mundiales. Antes, en los años que corren desde 1997, fueron MVP del afamado clásico otoñal, Liván Hernández (1997), Mariano Rivera (1999), Manny Ramírez (2004) Edgar Rentería (2010), Pablo Sandoval (2012), David Ortiz (2013) y Salvador Pérez (2015). Hace horas le tocó el gran honor a Jorge Soler, autor de batazos de gran calibre para obsequiarle a los Bravos el gallardete. Al parecer el Covid-19 no fue un debilitante para las energías del segundo cubano en ganar el lauro del evento. El virus lo sacó de circulación en el juego cuatro de la serie divisional contra los Cerveceros y en los cotejos siguientes ante los Dodgers, pero resurgió con tres tablazos de vuelta entera, todos de capital importancia, para alzar con sus compañeros el gran trofeo de la justa. El tercero de sus cuadrangulares fue el despegue hacia un triunfo siete por cero en casa ajena, ante un rival, Houston, que tenía los elementos para buscar una atropellada. PROCEDENTE de los Reales en este 2021, Soler ha sido un pelotero de tardía evolución a lo largo de sus ocho años en Grandes Ligas, cinco de ellos en Kansas City. Explotó en el 2019 con 48 jonrones y 117 empujadas, captando entonces la mayor atención. De sus 27 vuelabardas en la campaña recién concluida el antillano le obsequió 14 a los Bravos. Eso sí, parece ser un jugador hecho para la hora crítica pues conectó en el 2015 para .571 y .417 en series de división y campeonato con los Cachorros, su bando original en las Mayores, Así que Jorge Soler, 29, habanero, graba su nombre en letras doradas. En Atlanta jamás lo olvidarán.
TAMPOCO olvidarán en Lara a Josmar Cordero, un pelotero de perfil muy bajo, de escasa nombradía hasta los juegos seis y siete del campeonato local 19-20. Como sacar del archivo mental aquel triple en el décimo inning del sexto juego en la final contra Caribes, abriendo fuegos para anotar luego la carrera de la victoria con sencillo de Yonathan Mendoza. Al igual que Jorge Soler, este en un estrato mayor, Cordero, del patio larense, rescatado de los predios chilenos tiempo atrás, estaba destinado a ser la figura de la gran final contra el duro cuadro oriental. Cuando todo parecía perdido para Cardenales en el octavo capítulo del séptimo choque, detrás 2-1 en la pizarra, Cordero buscó un pitcheo muy afuera y la envió por encima del inicialista para empujar la del empate. El estallido en el parque aún resuena. Otro que sigue por estos lares, Yordanys Lináres, se encargaría del resto con el bombazo decisivo entre tercera y campocorto. ¿Y a qué viene la remembranza? Es que Cordero fue dejado libre por Lara hace días. Su bate produce daño pero su defensiva resulta deficiente, es un jugador sin posición. Como refieren con frecuencia los propios peloteros, esto es un negocio y nadie sabe dónde se continúa o acaba la carrera. Seguramente los parroquianos que acudan al próximo Lara-Aragua le tributarán una fuerte ovación a Josmar Cordero. Como aquella fervorosa para Edwin Hurtado al ser traspasado al club que más dominaba, el Caracas. Esa será la mejor compensación para este Cordero, nada manso con el barquillo.
EL béisbol es enigmático, difícil, ya convertido en ciencia. Por eso mientras uno más aprende parece saber menos. Lara ganó cinco en línea en el arranque y luego perdió tres seguidos, algo que no tiene nada de extraño. Llegaron Ildemaro Vargas y Juniel Querecuto para darle fortaleza en todos los órdenes, pero les falta perfilar sus cualidades. El manager Carlos Mendoza se ha encontrado con un par de figuras que no estaban antes en el panorama, Jecksson Flores y Jermaine Palacios, bateando para .381 y .481, uno detrás del otro. Cualquiera supone que los dos veteranos y los dos insurgentes al fin y al cabo harán más letal la alineación. Cuestión de tiempo. PALACIOS ha tenido una transformación sobresaliente. Posee los aditivos para ser grandeliga. Batea mucho y con poder, corre demasiado, por su brazo querían convertirlo en pitcher y su guante defiende en varias posiciones del cuadro y los jardines. Se ha visto con gran oficio en la antesala, sustituyendo a Carlos Rivero. A los 26 años, con ocho en las menores, pinta bien. Ojalá. SECRETO público. Los relevistas de Lara están infranqueables. Hasta el partido del miércoles en el Universitario la efectividad colectiva de los apagafuegos andaba en 1.51, mientras su cerrador Shane Greene, de alto nivel para el circuito — grandeliga hasta este mismo año — no ha tolerado ni siquiera algún imparable en sus tres actuaciones como cerrojo. Los abridores, en cambio, suman 4.75 de ERA, con la excepción del siempre rendidor Raúl Rivero (2-0, 1.93). EN ocho de nueve juegos Lara no cometió error. Una buena defensa con un buen pitcheo forman una llave de fuste…;..NOS contenta — por tantos venezolanos en el equipo — la victoria de los Bravos, tras una sequía de 26 años. Los técnicos larenses José Yépez y Tomás Pérez están en el grupo. El «Chato» pronto se integrará a la escuadra cardenal en sus funciones de gerente deportivo.
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