LA PRENSA DE LARA.- UN receptor marca Phillips — vaya la cuña — nos comunicó con Buck Canel hacia finales de los cincuenta. Por la bendita onda corta podíamos escuchar — Radio Continente, «la primera en el cuadrante, la primera en calidad» — la Serie Mundial y uno que otro partido de la campaña regular. No había play off. Era el puntero de la Americana contra su equivalente en la Nacional. El apego al béisbol nos llegó en la onda hertziana por allá en el clásico de 1958 que los Yankees le ganaron de atrás (1-3) a los Bravos de Milwaukee. Más ilusión aun cuando Luis Aparicio fue el primer criollo en jugar la confrontación otoñal. Corría el año 1959. Derrota ante los Dodgers para los Medias Blancas…& ;LOS inolvidables choques de la Serie Mundial eran todos como a la una de la tarde. En una casa con jefe libanés — mi abuelo Emilio — a nadie le gustaba la pelota. Tras oír el himno de la unión, la tarde entraba y la emoción crecía. Anotábamos en un cuaderno escolar a nuestra manera, sin saber nada de numeritos. Fue, entonces, cuando me hice amigo invisible de Buck Canel. Su mensaje llenaba el radio receptor. Nos encantaba la amenidad, seriedad, disciplina.
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& ; & ; & ;CUANDO el gran narrador decía «es un batazo alto, largo«, uno presentía que venía el jonrón. Alguna situación interesante del juego la resumía con el infaltable «no se vayan que esto se pone bueno». Su voz grave le daba cabida al chiste oportuno, sin perder el apego a la descripción. Era la figura resonante de la Cabalgata Deportiva Gillette, cuyo jingle pegajoso significaba un himno para los aficionados escuchas. Argentino de nacimiento — porque su padre fue diplomático — Eloy, el nombre real, no cantaba goles sino cuadrangulares. Tenía también ascendencia española y escocesa. Si Canel viviera, hoy cumpliría 116 años porque nació el 4 de marzo de 1906. Destacó en la citada Cabalgata de Gillette desde 1940, pero fue además periodista de relieve en ambos idiomas, español e inglés. Su contacto con América latina alcanzó nivel descollante. En el citado grupo de la hoja de afeitar compartió con Felo Ramírez, el mexicano Lalo Orbañanos y los venezolanos Pancho Pepe Cróquer y Musiú Lacavalerie. En total transmitió 42 clásicos del mejor beisbol. En cierta ocasión le preguntaron sobre su inclinación a difundir el beisbol en español y no en inglés. «Es que soy el mejor en español», replicó… BUCK sobresalió igualmente como descriptor de boxeo. Fue corresponsal de Associated Press, EFE y AFP. Dominaba muy bien otros temas, entre ellos el político. Por eso la llegada de Fidel Castro al poder en 1959 lo encontró en La Habana, trabajando para la agencia EFE. En el palacio del Morro y Colón, recibió Castro a Canel y a su gran compañero de muchos años, Juan Vené, testigo de excepción… EL mandatario — cuenta Juan, como si fuera de ayer el momento — sirvió una taza de café negro y cuando iba a agregar azúcar, Canel le dijo: «No, Comandante, yo lo tomo sin azúcar» y tapó la taza con una mano. «¿Cómo es posible que no consumas el mejor azúcar del mundo?», terció el mandatario. La riposta no se hizo esperar: «Comandante, tomaré café con el azúcar cubano cuando usted se rasure con Gillette»… VENÉ también había estado antes, como Buck, en la Sierra Maestra. Les tocó entrevistar a Castro, toda una primicia para entonces. Era un periodismo atrevido, arriesgado.
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& ; & ; & ;JUAN Vené se convirtió en uno de los grandes amigos de Canel. Por años compartieron los relatos de partidos de Grandes ligas para América Latina, particularmente Venezuela. Lo trajo para Cardenales de Lara en la temporada 76-77. Fue invitado especial y, obvio, muy promocionado. Conservaba, a los 71 años, el porte y la voz grave. Ambos relataron juegos Guaicaipuro-Farándula y fueron cófrades en el micrófono desde 1967 hasta el deceso de tan alta figura del periodismo, en 1980. Con Canel departimos en 1977 en una serie Mets–Cachorros en el Shea Stadium neoyorquino, invitado este cronista por Juan. Sin él saberlo y mucho menos proponérselo, nos enseñó secretos de este trabajo tan exigente, eso de hablar bien por un micrófono. Jugar con la voz recia marcaba los instantes más recreativos de su trabajo… ERA un fumador empedernido. El cigarrillo en su mano derecha formaba parte de la estampa de hombre alto, corpulento. Seguramente su muerte (7 de abril de 1980) se produjo por los efectos letales del cigarro. A los 74 años lo atacó un enfisema pulmonar…..SI alguien con certeza puede abundar sobre la vida y hechos de Buck Canel, es Juan Vené, cuya carrera profusa y exitosa data de finales de los años cuarenta del siglo veinte. Ganador del premio «Ford Frick», Buck Canel fue elevado en 1985 al salón de la fama de Cooperstown, en el lugar destinado a las figuras sobresalientes de la radiodifusión. Vaya el recuerdo, en su natalicio, para un adalid de la radiodifusión deportiva.
@alfonsosaer