Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- Casi dos años tenía Guillermo Bervíns aprendiendo a vivir con cuadriplejia con espasticidad moderada, que lo obligaba a estar atado a una silla de ruedas. Por mucho tiempo tuvo una traqueotomía con la que debía estar conectado a un cilindro de oxígeno y también fue diagnosticado con vejiga neurogénica. Ese proceso de adaptación de pasar de ser un joven con una vida ajetreada entre sus estudios de medicina y preparador de estudiantes de los primeros semestres de la carrera, a ser una persona que por una mala jugada del destino producto de un fatal impacto de bala había perdido completamente su independencia, se convirtió en difícil y largo proceso que debió sobrellevar. Confiesa que el apoyo de su familia fue fundamental tanto para no derrumbarse emocionalmente en ese momento, como para hacer cualquier actividad cotidiana.
Su mantra es una frase icónica de Theodore Roosevelt, expresidente de Estados Unidos, que dice: «Haz lo que puedas con lo que tengas, donde estés». En esa época, Guillermo sólo tenía un pensamiento recurrente y era qué hacer para volver a estudiar. Él tenía el coraje para seguir adelante.& ;
«Yo tenía que hacer algo con mi vida, ¿pero qué podía hacer cuando tenía más de la mitad del cuerpo paralizado? Al principio pensé en estudiar psicología en la UCLA como primera alternativa, pero eso significaba tener que volver a estudiar cinco años en una universidad y en unas instalaciones que eran desconocidas para mí, me generaba muchas dudas. Decidí preguntarle a mi familia y fue entonces cuando mi mamá me dijo: por qué no terminas de estudiar medicina, si ya estás por graduarte. Haz lo que amas», recuerda Bervíns mientras los ojos le brillan al recordar esa frase de la señora Jeanette. Cuando un antisocial le disparó tres veces aquella fatídica noche, él se encontraba cursando el quinto año B de medicina, sólo le faltaba un año para titularse como médico cirujano.& ;
Esa frase de su madre de «haz lo que amas» fue esperanza y alegría para su alma. Pero a su padre, Rómulo Bervíns, el comentario de su esposa le generó mucha preocupación. Creía que su esposa, con la mejor de las intenciones, estaba motivando a su hijo Guillermo a intentar continuar una carrera imposible en las condiciones en que se encontraba y no quería que se frustrara. «Todo médico necesita tener movilidad en sus manos para curar pacientes», pensó. Él no quería una frustración mayor para su primogénito, pero Guillermo se dispuso a intentarlo con todos los hierros.& ;
Primera batalla
Entusiasmado por su nuevo reto de vida, comenzó a documentarse y a asesorarse legalmente. Lo peor que podía pasarle era que la UCLA no lo aceptara y si eso ocurría buscaría otras alternativas.& ;
«Lo primero que hice fue contactar con personas que pudiesen asesorarme dentro de la universidad, donde tenía todavía a mis compañeros de clases. También busqué asesoría con organizaciones de personas con discapacidad externas a esta casa de estudios. Yo introduje mi solicitud de reingreso en la UCLA por vía de la excepción y cuando me dieron el derecho de palabra ante el Consejo del Decanato de Ciencias de la Salud, les dije que yo quería dedicarme a la docencia, a una especialidad que vaya acorde a mis capacidades», rememora.& ;
Bervíns se venía dedicando a la docencia desde el 2004, cuando estaba en el segundo año de medicina. La ejercía de manera particular con compañeros de estudios con los que formaba parte de un grupo que se llamaba «Amigos del Museo de Ciencias de la Salud», donde daba clases a jóvenes que estaban por graduarse de bachillerato y tenían vocación por la medicina o que estaban comenzando la carrera.& ;
En esa época también creó «Abimed«, una academia en donde impartía cursos que ayudaba a esos jóvenes a entender materias como biología celular y molecular, química, fisiología, entre otras. Por eso creía que una razón de peso para que le permitieran retomar su carrera es que si bien no podía moverse, gozaba de conocimientos y capacidad intelectual para ejercer la medicina desde el campo en la enseñanza.& ;
Su solicitud causó revuelo entre los académicos y abrió un debate acalorado que duró nueve meses, para determinar si era posible que pudiera volver a estudiar. El Consejo del Decanato de Ciencias de la Salud de la UCLA lo integran 13 jefes de departamento que conforman la estructura del programa de medicina y enfermería, más cuatro autoridades, entre ellas el decano José Francisco Guirnaldos, quien se mantiene vigente en ese cargo. El director de la escuela de medicina, el de enfermería, el director administrativo, también coordinadores que tienen voz en las discusiones, pero no votan en las decisiones finales y que representan los departamentos de extensión de estudios, investigación científica y posgrado.
«Era la primera vez que teníamos que analizar cómo íbamos a tratar a un estudiante con cuadriplejia. Cómo, el entonces bachiller Guillermo Bervíns iba a hacer para que adquiriera las competencias que exige el sexto año de medicina y pudiera obtener su titulación como médico cirujano», expresó el doctor José Francisco Guirnaldos.& ;
Asegura que hubo integrantes de ese Consejo de Decanato que se tomaron la solicitud de Guillermo como una lucha personal para hacer que retomara su carrera, como la doctora Olga Tovar, hoy fallecida, quien era la directora del Programa de Medicina y que le agarró gran cariño al joven y era una de las más empáticas con su caso. Además, fue pilar fundamental para convertir a la UCLA en la universidad más inclusiva del país.& ;
Los debates se dividían entre los que creían que Bervíns sí podía ejercer la medicina, aunque no tuviera movilidad en manos, piernas y extremidades porque existían especialidades médicas que no requerían del contacto físico con un paciente para dar un diagnóstico y aplicar un tratamiento, como microbiología, parasitología, gerencia hospitalaria e incluso dermatología, y estaban los que defendían la tesis que eso era algo imposible.& ;
En el sexto año de medicina, el estudiante primero pasa por los ambulatorios urbanos en los municipios Iribarren y Palavecino, allí con un especialista en consulta de pediatría y consulta de medicina interna se hace un triaje, se ven pacientes, se examinan, los estudiantes establecen diagnósticos diferenciales y presentan el caso al especialista que los está evaluando.& ;
La segunda mitad del sexto año se realiza en la medicatura rural. Por seis meses los estudiantes atienden tanto a adultos como a niños en el área rural, hacen diagnóstico y un plan de trabajo. Posteriormente, tienen que pasar por el área de Emergencia de adulto y de pediatría en el Hospital Central Antonio María Pineda, en el Hospital de Acarigua, Araure o en el Hospital de San Felipe
«Cuando ese gran debate llegó a su final, se determinó que Guillermo tenía capacidad intelectual para poder cursar todas las fases del sexto año. Sólo se requirió adaptar el currículo. Él con sus conocimientos y conversando con el paciente podía determinar los signos y síntomas de una enfermedad, podía dar un diagnóstico y adaptar un plan de trabajo para tratar a ese paciente, porque para eso ya había adquirido suficiente cantidad de competencias clínicas y médicas. Lo único que no podía hacer era obtener datos físicos, pero entonces en ese caso tenía que ser ayudado por un compañero de estudios que fuera el que revisara al paciente mientras Guillermo lo interrogaba», explicó.
«La directora del Programa de Medicina, Olga Tovar, se volvió una amiga entrañable y recuerdo que me dijo: mira, yo estaba buscando la forma de decirte que no podías estudiar porque ese era el sentir de la mayoría en el Consejo de Decanato, ya que tu situación es muy difícil, pero buscamos antecedentes, nos asesoramos y entendimos que era legal que te dijéramos que sí podías culminar tu carrera», sostiene Guillermo con su rostro iluminado mientras recuerda ese instante.& ;
La decisión del Consejo de Decanato fue transmitida al Consejo Universitario de la UCLA donde se respaldó la decisión, convirtiéndose así esta casa de estudios superiores en la pionera de Venezuela y el continente en darle oportunidades de estudio a una persona con discapacidad motora. A partir de allí, en esta academia se desarrolló un trabajo interno, se habló con los docentes del sexto año de medicina para crear una matriz de opinión sobre este caso, se realizaron jornadas de concienciación dirigidas al personal y se adaptó un currículo de estudio que permitía que el joven Bervíns cursara el sexto año tanto de manera presencial como online.& ;
Para Guillermo, la noticia le produjo una de las mayores alegrías de su vida, el amor que tenía por la medicina superaba cualquier limitación física que pudiera tener. Estaba empeñado en hacer su sueño realidad y en demostrarle al mundo que la fe, la perseverancia y las ganas de luchar podían cumplir cualquier meta de una persona. Él ya estaba preparado para escribir un nuevo capítulo en su vida, y su familia estaba ahí para seguir apoyándolo con tanto amor y más brío.& ;
Un larense que no se rinde – 3/5