Julián Alvarado Rivas | LA PRENSA DE LARA.- La población venezolana en los últimos añ;os ha protagonizado una de las debacles económicas y sociales más importantes de Latinoamérica. Uno de los aspectos más golpeados y donde se han visto afectados los venezolanos, sobre todo niñ;os y adultos mayores, es con la alimentación. Venezuela, según un informe realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), es el segundo país con mayor prevalencia de hambre en América Latina, con 22,9% de su población subalimentada. Solamente Haití tiene números por arriba con 47,2% de sus habitantes en estas condiciones.
Desde el añ;o 2015 hasta la fecha, los informes internacionales se han mantenido con muy pocas variantes. Las mejoras no han llegado, mientras que la pobreza y desnutrición siguen afectando a un porcentaje alto de la población.
«La sociedad venezolana está en una emergencia humanitaria compleja que ha sido reconocida nacional e internacionalmente a partir de los añ;os 2015 y 2016. Este tipo de emergencias no sólo se expresa en los déficits que pueden existir en el acceso a bienes y servicios, que son vitales para la calidad de vida de las personas, sino que hay una serie de eventos que generan una situación crítica para la mayoría de las personas y que se presentan de manera intencional por una ausencia de políticas adecuadas para garantizar la calidad de vida de las personas», comentó la socióloga, Yonaide Sánchez.
Uno de los principales motivos de la subalimentación existente en los niñ;os y adultos mayores en Venezuela se debe a los tímidos esfuerzos realizados por el Gobierno venezolano para cambiar la realidad. Esto, según palabras de Dilio Hernández, economista venezolano, que asegura que el crecimiento de la producción nacional es muy débil, con al menos el 70% de los bienes importados y con la problemática de la poca confianza internacional levantada por el Gobierno para la obtención de créditos o préstamos que muevan la producción local.
Hernández informó que la canasta básica de alimentación aumenta cada mes y en la actualidad tiene un costo que supera los 400 dólares, cifra que la mayoría de los ciudadanos venezolanos está lejos de alcanzar. El economista indica, que a un núcleo familiar integrado por cuatro a cinco personas se le dificulta gozar del mismo estilo de vida que anteriormente podía tener. Con el pasar de los añ;os, varios ámbitos han influido en la pérdida de la calidad de vida del venezolano.
El salario inestable de muchos trabajadores, el poco dinero recibido de las pensiones y el escaso poder adquisitivo en términos generales del venezolano han llevado a problemas alarmantes. Sánchez manifestó que el 94% de la población ha desmejorado la ingesta de alimentos, el 63% ha reducido la cantidad, el 93% ha bajado la cantidad de consumo de carne, el 85% la de leche y prácticamente el 90% ha reducido el consumo de arroz y hortalizas.
«La realidad de algunos tiende a ocultar la verdad y es que las personas no tienen