Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- El escándalo que generó en los medios de comunicación la denuncia hecha por la ONG SOS Orinoco, sobre una fiesta en la cima del Kusari Tepuy (Cerro Venado) el pasado 4 de febrero, donde la crema innata de Caracas celebró el cumpleañ;os del empresario Rafael Oliveros, director general de Campamento Canaima y aliado del Gobierno. Violando la Ley Orgánica para la Ordenación del Territorio sobre Administración y Manejo de Parques Nacionales y Monumentos Naturales, y ocasionando dañ;os ecológicos irreparables en un suelo considerado templo sagrado para la etnia pemón, es sólo la punta del iceberg de la explotación indiscriminada que se registra en los 45 parques nacionales y 36 monumentos naturales de Venezuela, según ecologistas.
De acuerdo con la presidenta de la Comisión de Ambiente de la Asamblea Nacional (2015), María Gabriela Hernández, las violaciones en los parques nacionales van desde deforestación, tala indiscriminada, invasiones, contaminación por derrames petroleros, construcciones ilegales de casas y hoteles lujosos en la isla de Margarita, archipiélago Los Roques, parque Waraira Repano (El Ávila), Parque Nacional Morrocoy, y hasta envenenamiento con mercurio de la población indígena por la explotación en el Arco Minero del Orinoco desde 2016.
A esto se le suma la estrategia del Gobierno desde 2020, de otorgar concesiones a empresarios para que incentiven el turismo, pero cuyas prácticas evidencian su único propósito de explotación económica, sin aplicar el ecoturismo para la conservación de escenarios naturales, y violando todas las leyes del estamento nacional.
«El Parque Nacional Canaima tiene unas características de fragilidad y de exquisitez de ecosistema que requiere de un turismo muy delicado. No me refiero a un turismo de alta gama económica, sino de alta responsabilidad. Hasta ahora habían sido los mismos pemones los que protegían al Parque Nacional Canaima, los que orientaban al turista, los que hacían la labor de concienciación junto al Ministerio de Ambiente e Inparques. Eso ya no es así, ahora se le entrega una especie de concesión, irresponsables que tratan de hacer elitesco el paisaje, pero sin ningún tipo de siembra de conciencia. Entonces ahí suceden las cosas espantosas, como las que pudimos ver de un helicóptero aterrizando en una fiesta sobre el Kusari Tepuy, arrasando con parte de los herbazales ubicados en la cúspide», exclamó Hernández.
Para Hildebrando Arangú, exdirector de Inparques de la Región de Amazonas y especialista en Derecho Ambiental y Desarrollo Sustentable, la realidad que experimenta el país hecha por tierra todo lo alcanzado en el añ;o 1967, donde Venezuela fue el segundo país del mundo en crear un Ministerio del Ambiente, siendo inspiración para el resto de Latinoamérica en la creación de sus leyes ambientales.