LA PRENSA DE LARA.- Desde mediados del año 2021, voceros de organismos internacionales y especialistas en salud, han colocado en la palestra pública la idea de que la próxima crisis sanitaria de la humanidad estará marcada por los problemas de salud mental. Algunas veces, hasta en un tono que podríamos considerar alarmista, se ha llegado a afirmar que la próxima pandemia será de «enfermedades mentales«; y si juzgáramos por la proliferación viral de opiniones, testimonios personales y reflexiones sobre esta temática, podríamos suponer que no solo el problema es real, sino que existe claridad y certeza sobre lo que es la salud mental y como alcanzarla.
Lamentablemente, tal y como sucede como otros temas de interés público, su proliferación en redes sociales, generalmente no se corresponde con un abordaje esclarecedor y oportuno del problema; derivando más bien en confusas opiniones personales que se ofrecen como verdades absolutas, en la exposición de supuestos modos de vida saludables signados por el disfrute de espacios, alimentos y actividades a los que solo puede acceder un pequeño grupo de la población que cuenta con los recursos económicos necesarios para ello, y una incuantificable publicación de ofertas de toda índole de soluciones y terapias a «módicos» costos, impagables por los sectores más afectados de la población, que escasamente cuentan con los recursos necesarios para sobrevivir.& ;
Por tanto, a pesar de las alarmantes noticias y publicaciones generalizadas en torno a los problemas de salud mental que se están haciendo visibles por diversos medios; es muy escasa la información y la reflexión honesta en torno a estas problemáticas, que como por inercia, se han quedado ancladas a discursos más cercanos a las soluciones mágicas propias de la autoayuda y la mercantilización de la salud mental, virilizando recetas o formulas milagrosas que individualmente les darán la tan ansiada felicidad y armonía individual, mientras la humanidad se encuentra sumida en el caos y la precariedad.& ;
En la actualidad y particularmente en el mundo que nos tocara vivir, marcado por la convivencia endémica con el COVID-19 y sus variantes; por los problemas económicos, sociales y políticos que ya estamos viviendo de forma incipiente en todos los países, las dificultades de los estados para procurar un acceso universal y gratuito a la salud, la mercantilización y privatización de la vida en general; de seguro acentuaran el gran problema endémico de las sociedades capitalistas:la explotación, la desigualdad y la injusticia.& ;
Para hacer frente a tal escenario, es necesario construir espacios críticos y reflexivos que deriven en una praxis alternativa a los modelos tradicionales y hegemónicos de la salud en general y de la salud mental en particular.
Conceptos y modelos que entiendan que la salud mental es parte de un proceso complejo que solo es posible entender sin simplificaciones y atajos discursivos,abordando sin más excusaslos determinantes, no solo biológicos y psíquicos, sino también, económicos, sociales, históricos y culturales de la salud. Conceptos y modelos que rompan con la concepción individual y privada de la salud mental, que entiendan que la salud mental o es creación y logro colectivo o solo será declaración irrealizable y engañosa de una utopía individualista.& ;
Por: Gerardo Sánchez Ramírez / Psicólogo& ;
*La Prensa de Lara no se hace responsable de las opiniones emitidas en los artículos, suyo contenido es de entera responsabilidad de sus autores*.& ;