María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- Hacer las tareas escolares con sus padres, jugar con amiguitos en las tardes e incluso ver comiquitas, son algunas de las actividades cotidianas que se están perdiendo en los niños y adolescentes hoy en día, porque las dejan a un lado para ayudar en su hogar y cumplir tareas domésticas de adultos como buscar agua potable ante la ausencia del servicio en alguna zonas vulnerables de Barquisimeto.
Un bidón, un botellón o cualquier envase que encuentren en casa, son herramientas que utiliza «Carlitos» (nombre ficticio para proteger su identidad) para buscar agua a unas dos cuadras de su vivienda. Su mamá debe trabajar a diario y él junto a otro «panita» de la cuadra cargan el agua desde la casa de una vecina que les presta la colaboración.
«Uno hace las tareas, pero también tenemos que ayudar a buscar agua porque mi abuela está sola» dijo Carlitos, quien aseguró que como no hay clases invierte ese tiempo ayudando en su hogar debido a que por las tuberías no reciben el servicio desde hace meses. El día a día de Carlitos se traduce en buscar agua cuyo trayecto lo recorre hasta seis veces al día, para poder llevar suficiente vital líquido a su casa y que su abuela pueda preparar los alimentos, bajar el inodoro y bañarse.
Niños de zonas como El Carmen, La Pastora, Los Crepúsculos y comunidades cercanas caminan largos trechos, otros van en bicicleta y otros usan carretillas. Solos o acompañados de adultos llegan hasta las tuberías que son de auxilio pues tienen conexiones ilegales, o hasta la casa de vecinos que por suerte les llega un chorrito algunos días a la semana.
Adultos lamentan que los niños tengan que vivir esta situación pero la necesidad agudizada por la crisis los obliga porque de lo contrario no tendrían agua potable en casa. «Que nos íbamos a imaginar que nosotros estaríamos en esta situación, con nuestros hijos buscando agua, ellos deben estar es estudiando» contó Edgar Álvarez del barrio Ana Soto, quien junto a uno de sus hijos estaba en casa de un vecino en El Carmen que le presta una manguera para llenar envases con agua potable que luego trasladan en carretillas y cuyo trayecto lo repiten tres veces por día, e incluso de noche. «Se ven muchos niños cargando agua, esa es la realidad y no se puede ocultar» añadió.
Vecinos cuentan que hay padres que se van a trabajar y a dejan a sus hijos cumpliendo un rol que no les corresponde, algunos lo ven como una manera de hacerlos crecer y madurar, pero hay otros que dicen que los niños y jóvenes deben tener otro propósito y no tener que cargar con las consecuencias de las fallas del gobierno en materia de servicios públicos.
Otros oficios
Otras tareas domésticas como buscar leña para poder cocinar o ayudar a sus padres a hacer mercado, son algunas de las cosas que los niños hacen, dejando a un lado el libro, cuaderno y lápiz.
En barriadas como El Bolívar se ha vuelto costumbre que los padres salgan a trabajar y los niños de al menos 10 años, se levanten temprano, prendan el fogón y tiendan las arepas para dar desayuno a sus hermanos más pequeños.
En El Carmen se ven a varios niños que recorren las laderas de la quebrada La Ruezga con machete en mano, para cortar leña que llevan a la casa en sacos o carretillas y así mamá pueda cocinar los alimentos.
Estos casos que despiertan conmoción en la población en general, se ven en sectores más vulnerables, donde incluso los menores de edad tienen que salir a trabajar y ganarse el pan de cada día, en su mayoría en compañía de sus padres.
Adultos mayores sin descanso
Los adultos mayores dejan de lado su descanso y a pesar de su edad también deben seguir cumpliendo labores fuertes para ellos. Buscan agua, leña e incluso salen a trabajar para llevar el pan de cada día a sus hogares.
Cuentan que con la situación que atraviesa el país no se pueden dar el lujo de disfrutar sus años dorados como lo tenían pensado, sino que tienen que sacar fuerzas y en medio de sus achaques normales por la edad buscar la manera de sobrevivir.
Hay unos que van de tobito en tobito para no llevar tanto peso, pero al igual que los niños lamentan que tengan que estar en esas circunstancias, pero no tienen otra opción e incluso algunas salen con sus nietos y los dos hacen la misma labor. Van hasta la casa de vecinos y recorren varias cuadras para tener agua en su hogar aunque sea para la limpieza, pues en ocasiones sale sucia y no es buena para el consumo y la pensión no les alcanza para comprar.