Guaro Mirón | LA PRENSA DE LARA.- «Guaro necesito que me eches la mano». Ese fue el mensaje de texto que me llegó desde El Trompillo Abajo, así que sin darle tantas vueltas al asunto me lancé hasta allá para ver que era lo que estaba pasando.
Al llegar me estaba esperando mi nuevo pana José Luis Suárez. Desde 10 años vive en un ranchito junto a su esposa y dos hijos, que con el pasar de los años se ha deteriorado hasta el punto de tener que remendarlo con hasta con bolsas de plástico.
Subí parte de un cerro para poder llegar a su vivienda, no podía creer lo que mis ojos veían, verdaderamente está pasando mucha roncha. Cuatro paredes de tierra, arcilla y plástico rodean a esta familia que día a día lucha con esfuerzo para salir adelante y tener algo que comer.
Una humilde cocina, una cama, una hamaca y un par de sillas es lo única que se consigue dentro de este hogar. Ni siquiera cuentan con un baño para hacer sus necesidades, guardándose la pena deben pelar por una bolsa y deshacerse de ella luego.
Ni se diga el calvario que tiene que vivir con la llegada de lluvias, esto dado a que la situación se vuelve peor, el ranchito cada vez se ve más golpeado y aumentan las posibilidades de colapsar.
José, de 46 años, me dice que trabaja como caletero en Mercabar y aunque hace todo lo posible por cubrir cada una de las necesidades de su familia, asevera que la masa no está para bollos y tiene que hace de tripas corazón para cumplir en su hogar.
En ocasiones logra meterse hasta 10 billeticos verdes con su trajo, pero a duras penas les alcanza para comer. En sus raticos libres ha comenzado a hacer bloques de adobe con sus propias manos, afirma que la preocupación lo invade si tan solo piensa en la posibilidad de quedar sin un techo.
Su esposa e hijos salieron a presentarse con una amable sonrisa y me invitaron a sentarme para echarme el cuento. Resulta que su esposa, Yelitza, enfermó y requiere de muchos cuidados y medicamentos. Sus dos hijos de 21 y 17 años se han dedicado a ella y no han podido salir a trabajar para buscar la papa diaria.
José también ha comenzado a presentar problemas de salud en uno de sus ojos, según un diagnóstico médico, el hombre necesita ser operado de un ojo pues está corriendo el riesgo de perder su visión.
Es impactante ver cómo viven estas personas, desde que los visité no he dejado de pensar en ellos ni un minuto, por lo que pido al gobernador y al alcalde que se den una pasadita por allá y visiten a mi buen amigo para brindarle una mano amiga y los ayuden a recuperar su vivienda.