sábado, 23 noviembre 2024
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En La Concordia I tienen 45 años en completo abandono

Luis F. Colmenárez | LA PRENSA DE LARA.- Como dice el viejo refrán solo por donde pasa la suegra, así califican los vecinos del sector La Concordia I al oeste de Barquisimeto el asaltado de la comunidad que con 45 años de fundada solo cuenta con asfalto en la vía principal. Y es que transitar por este sector parece en ocasiones una carreta de obstáculos por sus calles de tierra con huecos y baches, sin dejar a un lado el abandono gubernamental al que han estado sometidos.

La falta de alumbrado público convierte a la comunidad en una boca de lobo por las noches, habitantes aseguran que los bombillos se han ido quemando paulatinamente y hasta la fecha ningún ente competente se ha molestado en sustituirlo lo que acentúa los problemas de inseguridad que se padecen en la zona donde el patrullaje es casi nulo y los vecinos se tienen que cuidar unos con otros.

La falla de los servicios públicos mantiene agobiados a los vecinos, uno de los que les afecta más es que no volvieron a ver el aseo desde hace varios meses, hasta el punto los vecinos no podía con la fetidez que emanaba la basura dentro de sus casas.

«Esto ya es insoportable, de verdad es necesario que se avoquen a la problemática». Con esa frase, la señora Margareth Yánez denuncia que desde que en Venezuela comenzó a acentuarse la escasez de gasoil, el servicio de aseo brilla por su ausencia en La Concordia I, alega que están peor que en el vertedero de Pavia, pues aunque están claros que están solventando un problema y causando otro al trasladar sus desechos hasta la quebrada que rodea a la comunidad donde todos los vecinos lanzan la basura a diario.

Con mucha preocupación, los vecinos señalan que temen que cuando llegue la temporada de lluvias, el agua se desborde y la basura termine invadiendo los hogares aledaños, por lo que le hacen un llamado a las autoridades municipal y regional a que se avoquen a solventar en primer lugar el problema del aseo y segundo en la limpieza de la quebrada, que dejaría de ser el lugar donde lanzan la basura al regularizarse el servicio de recolección.

Autogestión

No todo se lo han dejado al Gobierno en La Concordia I, pues si en 45 años no han podido consolidar el sector, ya estuviesen desaparecidos, por eso, hay quienes se han dado a la tarea, dentro de sus posibilidades, de ir solventando problemas.

Tal es el caso del señor José Pereira, quien de su propio bolsillo debe sacar dinero para cubrir un hueco que apareció en medio de la calle donde habita. Pereira cuenta que desde hace un tiempo, la tierra empezó a ceder, dejando un gran hoyo en plena vía que representa un grave peligro para la comunidad. Detalla que hasta la fecha son varios los vehículos que han sufrido daños por caer en el agujero porque por el problema de la falta de luminarias se ha convertido en prácticamente un hueco «tragacarros».

Como tampoco contaban con una iglesia, la comunidad católica del sector se unió para recolectar recursos y construir una pequeña capilla que pudiese reunir a los fieles y poder realizar las misas.

Tala de árboles

Otra situación que se ha convertido en motivo de preocupación para la comunidad, es el hecho de que ante la falta de gas doméstico que los ha venido azotando, son muchas las personas que han comenzado a talar los árboles en busca de leña para poder cocinar, esto sin importar que llegará el momento en que la zona quede completamente deforestada.

A esto se le une que individuos de comunidades vecinas irrumpen en el sector para cortar leña y luego colocarla a la venta.

Piden ayuda para la capilla

Con mucho sacrificio y determinación, hace ocho años la comunidad de La Concordia I unió todos sus esfuerzos y recursos para construir una capilla que les permitiera mantener su cercanía con Dios.

La colaboración y el trabajo en equipo fueron los protagonistas del proyecto. De esa manera se logró levantar una estructura de 14 tubos que sostienen un techo, sin paredes.

Así fue como nació la capilla San Esteban, la cual se ha convertido en un rincón de fe para todos los que hacen vida en la comunidad.

Dos rines de carro son su campanario, mientras que un modesto altar acompañado de algunos bancos la adornan.

Sin embargo, la falta de muros la ha dejado expuesta ante delincuentes que sin contemplación la han estado saqueando durante estos últimos años.

«Ni siquiera por ser la casa de Dios se salva» dijo una de las vecinas mientras narraba que los amigos de lo ajeno se llevaron las cornetas y equipos de sonido que con mucho esfuerzo y sacrifico compraron para las misas.

Los vecinos piden a los entes gubernamentales que por favor les tiendan la mano para terminar de construir los que le falta a la capilla. Sostienen que es sumamente necesario acercarla con bloques para evitar que terceros irrumpan en el lugar.

Sin espacio de recreación

Asimismo, cuentan que la diversión ha quedado en el olvido, ya que la cancha que en algún momento reunió las risas y se convirtió en el lugar preferido de los chamos, hoy se encuentra por el piso.

La cerca se encuentra a punto de colapsar por completo, las luces ya no funcionan y los chivos son los que la visitan para alimentarse de las plantas que allí han comenzado a crecer como consecuencia del descuido que la embarga.

«Esta es una comunidad muy pequeña, por lo que si algo llega a pasar, todos nos veremos afectados» dijo otro de los vecinos.

El llamado que hacen es al Gobierno para que vuelva a enviar los camiones y así poner fin al dolor de cabeza que los queja.

 

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