Guaro Mirón | LA PRENSA DE LARA.- La falta de gasolina me hizo dejar el carro arrumado y ahora ando pa´ arriba y pa´ abajo por las calles de Barquisimeto en mi bicicleta, pero no salgo solo por temor a que me roben, voy siempre acompañado de mi pana Rolando.
En uno de esos paseos obligados, me topé con un camino de tierra en la calle 48. Desde la avenida Libertador comencé a darle pedal, cuando de repente me encontré con un árbol que de un guamazo me lanzó al suelo.
En la calle estaban varios panas que al verme en el piso corrieron a ayudarme. Mientras me daban la mano, me echaron el cuento de como apareció esa mata en medio de la calle.
Resulta que hace cuatro años, las cloacas de la zona se taparon y el Gobierno optó por quitar el asfalto para hacer las reparaciones. Pero, después de dejar la tierra al descubierto, ni por la silla volvieron.
Fue así como apareció una pequeña matica y comenzó a crecer mientras esperaba por las autoridades. Los días pasaron y los vecinos comenzaron a agarrarle cariño al árbol que ya hasta consideran un patrimonio.
El árbol sirve de sombra para que los vecinos puedan jugar, echar broma y hasta les hace compañía en las tardes para conversar. En Navidad incluso le colocan bambalinas y luces para que se sume a la parranda y luzca su buena pinta.
Pero no todo es felicidad y exigen soluciones aunque eso signifique despedirse de su buen amigo de color verde. Y es que como no se ha terminado de realizar las reparaciones, cuando llueve las cloacas hacen de las suyas y la pudrición invade las casas con todo y aguas negras.
Se sienten engañados
La comunidad me comentó que a mediados del año 2020 una comisión del Estado se presentó en el lugar con la intención de iniciar las labores correspondientes para de una vez por todas asfaltar y dejar las calles como pompis de bebés.
Sin embargo, todo quedó en solo promesas pues así como llegaron, dejaron la peluca y más nunca volvieron a saber de ellos.
Una amiguita del sector me dijo que se sintieron burlados, y hasta el sol de hoy se mantienen esperando que vuelvan a aparecer para que las vías puedan retornar a la normalidad.