Guaro Mirón | LA PRENSA DE LARA.- Como ya todos saben, soy el amigo de todo aquel que haya nacido y que viva en mi grandioso estado Lara, así que mientras esté en mis manos siempre tendré la disposición de ayudar a mi gente para que pueda vivir en completa tranquilidad.
Hace unos días estuve de visita por la urbanización El Sisal y a lo lejos escuché que gritaban mi nombre. Al voltear me percaté de que se trataba de una dulce señ;ora de cabellera plateada que solicitaba mi presencia en su casa. Me explicó que tiene 70 añ;os y una hija de 45 que fue diagnosticada con parálisis cerebral severa.
Fue así como la señ;ora Rosa Camacho me llevó hasta la casa de su hermana, en la avenida A de la urbanización en la que vive desde que dio a luz a su única hija, Cristina Pastora.
Resulta que el paso de los añ;os no ha sido en vano y el techo del cuarto donde se encuentra Cristinita ha comenzado a tener filtraciones que han llegado a mojar la cama en la que duerme.
«Yo la arrimo, pero el problema es que cada vez es más agua y ya no encuentro qué hacer. Henri Falcón en su época como alcalde de Iribarren le donó una cama, pero en uno de esos aguaceros se dañ;ó. Una sobrina nos regaló una de hierro y ahí está tranquila hasta el momento», comenta la abnegada madre que dejó de trabajar apenas dio a luz para dedicar su vida al cuidado de su hija, y es que el muérgano del padre nunca veló por el bienestar de la pequeñ;a. Pero bueno ni falta que hizo, porque Rosa hasta el sol de hoy es quien la cuida, la carga y la asea, a pesar de que ya ha comenzado a presentar problemas en sus rodillas.
«Engu» es la palabra que pronuncia Cristina para llamar a su madre. Apenas Rosa la escucha corre a ver qué es lo que necesita su pequeñ;a.
«Ella, el único padre que conoció fue el esposo de mi hermana quien vivía con nosotros. Ellos nos han ayudado mucho durante todo este tiempo», declara.
Si bien agradece que su hermana le permite vivir bajo su techo, reconoce que no tiene plata para realizar las mejoras que requiere el cuarto.
Tampoco tiene cómo costear las tabletas de clonazepam que debe consumir para relajarse, pues la mayor parte del tiempo está tensa.
Desde la llegada de la pandemia, Cristina permanece encerrada tal cual una princesa en la torre. Su madre la cuida tanto que no la saca a la calle por temor a que pueda contraer covid.
«Ella no está vacunada porque los médicos me dijeron que tiene una condición en los pulmones que puede ocasionarle la muerte. Por eso no la quise vacunar, mucha gente tuvo reacciones y yo la verdad prefiero prevenir», relata.
Y es que Cristina Pastora ha superado todos los pronósticos de los doctores. ¡;Naguará!, es que hasta le dijeron que ella sería un vegetal, pero no, es muy pila.
«Ella es un milagro porque los niñ;os que nacieron en esa época con esa condición murieron todos y ella ya hasta tiene canas», comenta Rosa con orgullo. Definitivamente, no hay amor como el de madre, por eso les pido que la ayudemos para que pueda seguir cuidando de su retoñ;o. Pueden contactarla a través del 0251-4426665.