Kemberling Rodríguez | LA PRENSA DE LARA.- Deivis Mendoza, padre de una niñ;a en la etapa inicial, expresa con preocupación que el tiempo prolongado sin clases a causa del conflicto de los docentes que demandan mejores salarios, afecta en el desempeñ;o de su pequeñ;a y del resto de los escolares.
Contó que en el caso de su hija, de no recibir clases ningún día a la semana ahora comenzaron a pasar a la modalidad virtual con algunas enseñ;anzas. Sin embargo, confiesa que invierte tiempo en reforzar por su cuenta los conocimientos ante el temor que quede rezagada.
Inés Rivas, otra de las representantes consultadas por La Prensa, detalla que sus dos nietos no han tenido clases desde el mes de diciembre y, en este sentido, pide que el añ;o escolar sea extendido para que los infantes puedan recibir la preparación académica indicada.
Mientras que Natalia Reverón, representante regional de Fenasopadres, indicó que la reprogramación del añ;o escolar por falta de horas académicas impartidas en las aulas de las instituciones de básica y diversificada del país no obedece exclusivamente a las protestas de docentes.
Expresa que el propio Gobierno, en agosto del añ;o pasado, corrió la fecha de inicio de añ;o escolar para el mes de octubre cuando lo acostumbrado era el 15 de septiembre, reduciendo así dos semanas de clases.
Además se refirió a las interrupciones por fallas en los servicios públicos, como el agua que escasea en buena parte de las escuelas públicas, la falta del programa de alimentación escolar, así como la deserción docente que todavía no se resuelve del todo, según señ;aló.
«Un día de clases es irrecuperable. No podemos hablar de reprogramación escolar en los términos de extender apenas un mes las clases (hasta el 31 de julio), porque en ese mes se deben incluir no sólo las clases perdidas, sino las evaluaciones y repeticiones».
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