Establecer límites y controlar las emociones son las claves para mantener la salud mental, un estado de calma adecuado para recibir la navidad y cerrar este año 2025 con optimismo. Psicólogos señalan factores que amenazan la tranquilidad, como los gastos innecesarios, fallas al administrar el presupuesto, mal manejo de los duelos y negarse a aceptar la realidad. Aconsejan priorizar rutinas de conexión internas para liberar tensiones y no perder las esperanzas.
Según el psicólogo, Luis Alberto Oropeza, hay que conservar la seguridad económica, especialmente en la época de fin de año cuando se tiende al consumo excesivo. Se refiere a gastos extraordinarios en comidas, estrenos, regalos y remodelación de la casa, superando la capacidad de ahorro. Eso puede generar frustración, al no poder comprar lo que se tenía previsto.
“Más allá de gastar, hay que valorar el compartir con seres queridos y encontrarse consigo mismo”, sin desgastarse por las expectativas que no están al alcance. Hay que evitar el cansancio o desencanto por promesas que no fueron cumplidas.
Psicólogos recomienda conectar con la familia
Una situación que plantea la psicóloga, Karelis Álvarez, para aprovechar el tiempo de calidad con familiares y amigos, visitarlos más seguido, conversar sin tener la excusa de una fecha en especial y disfrutar de la calidez del abrazo. Una postura en positivo que gana terreno a la ansiedad y el estrés, al sentirse satisfechos al relacionarse con los seres queridos, sin reproches por no cumplir compromisos autoimpuestos.
El proceso de duelo sin sanar, también es abordado por Oropeza, al explicar que puede tratarse de las familias con sillas vacías para la cena de navidad, debido a la migración o por la muerte de un pariente cercano. Pide recordar los momentos bonitos vividos con la persona que dejó este mundo y en el caso de la diáspora, mantener la comunicación con la familia, valiéndose de la tecnología a través de videollamadas e incluso permitiéndose que sean en grupo para disminuir el frío de la distancia geográfica.
La soledad puede ser implacable para adultos mayores que se sienten abandonados o sufren de estrés al fungir como cuidadores de los nietos porque los hijos se fueron del país, por lo que deberían contar con allegados que les presten atención, con la posibilidad de conversar de sus vivencias y disfrutar de un juego de mesa.
Identificar amenazas y buscar sanación espiritual
Oropeza llama a identificar las situaciones que afecten la paz mental, las que a veces terminan paralizando a la persona que se encierra en un círculo vicioso de sufrimiento, ni siquiera deben permitirlas por compromiso con alguien más.
Otra amenaza, indicada por Oropeza, es el exceso en el consumo de alcohol, con permiso para abusar en cada reunión porque son las fiestas decembrinas, ignorando el 20 al 25% de riesgo de iniciar la adicción. Lamenta que el tiempo de festejo se asocia con consumo excesivo de alcohol.
En cuanto a la riqueza espiritual, el padre Efraín Pastrana sugiere soltar la tristeza y demás emociones que generen una carga, esos sentimientos que deprimen y entristecen. Al tener un corazón que vive la experiencia con Dios, la persona no perderá las esperanzas, independientemente del panorama más desafiante que enfrente, familiar o social.
“La eucaristía es el mejor camino para encontrar la sanación”, precisa de la comunión con Dios, más allá de cumplir con una rutina o determinadas efemérides, sino partiendo de la necesidad de conseguir serenidad. Un espacio ideal para los adultos mayores que son víctimas del egoísmo de sus hijos que emigran sin pensar en las condiciones que vivirán sus padres o hijos.
Rutinas de bienestar y proyección al 2026
Bruno Bermúdez, como terapeuta, sugiere iniciar por la aceptación de la realidad, priorizar la salud con rutinas de descanso, respiración con meditación y en lugar de la tristeza por el duelo familiar, honrar su memoria, encendiendo alguna vela, preparando su plato favorito y hasta donar al necesitado, transformando las obras en acto de amor.
Finaliza destacando rutinas para desconectarse, retirarse de los ruidos y reflexionar sobre los logros de este año, sin frustración por el “debería” y agradeciendo lo vivido, para proyectarse hacia las metas futuras, en positivo al año 2026.