Este jueves, la cifra de víctimas mortales a causa del terremoto de magnitud 6,9 que sacudió la región central de Filipinas este pasado 30 de septiembre subió a al menos 72 personas, en un balance que además reporta más de 360 heridos. Los afectados por este desastre natural suman más de 170.000, muchos de los cuales se niegan a volver a sus hogares por el miedo a réplicas.
Los equipos de rescate emplearon perros rastreadores y retroexcavadoras para la búsqueda entre los escombros de casas y edificios colapsados. Algunos de los equipos de emergencia dieron por finalizadas las operaciones de búsqueda al no tener nuevos reportes de personas desaparecidas, por lo cual el foco está en la asistencia de los supervivientes.


El portavoz de los bomberos, Liewellyn Lee Quino, confirmó que «todos los que fueron reportados como desaparecidos han sido encontrados», lo que permite la verificación final antes de que las comunidades puedan considerar la demolición total para la reurbanización.
La localidad más afectada por el terremoto
El epicentro del sismo se ubicó 19 kilómetros al noreste de Bogo, causando una destrucción significativa en la isla de Cebú, que tiene cerca de 90.000 residentes y es donde se concentró aproximadamente la mitad de los fallecimientos.
La infraestructura sufrió daños graves en Bogo y sus alrededores, con 87 edificaciones y casi 600 viviendas que resultaron dañadas o completamente destruidas. Algunas de las vías más importantes, incluyendo carreteras, puentes de concreto y un muelle del puerto en Bogo, también cedieron ante el movimiento sísmico.


El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., viajó hoy a Bogo para supervisar la magnitud del desastre, recorriendo las zonas afectadas y ofreciendo ayuda médica y económica a los damnificados. El mandatario expresó sus condolencias a las familias en duelo e informó sobre la inminente instalación de grupos de tiendas de campaña para acoger a los miles de residentes que han quedado sin hogar.
Ante la magnitud de la crisis humanitaria, la gobernadora provincial de Cebú, Pamela Baricuatro, ha hecho un llamado urgente por ayuda, solicitando voluntarios para apoyo logístico y suministros esenciales como agua potable, alimentos, ropa y refugios temporales para las miles de personas desplazadas que buscan recuperarse.