El creciente desequilibrio de los ecosistemas está teniendo un efecto devastador, evidenciado en la alarmante disminución de las poblaciones de abejas. Estas polinizadoras, cuya participación es crucial para la seguridad alimentaria y la reproducción de la flora, se enfrentan a amenazas sin precedentes derivadas de la alteración de su hábitat, como el uso indiscriminado de pesticidas y los efectos cada vez más visibles del cambio climático.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), subraya el rol de estos insectos como uno de los mayores polinizadores del planeta, destacando que esta acción «sustenta la producción de más del 75% de los cultivos mundiales, incluyendo frutas, verduras, frutos secos y semillas«.
Apicultores del país han advertido una significativa reducción en los enjambres de esta especie, como lo afirma el experto Noel Alvarado, quien cuenta con más de 30 años de experiencia en la crianza y manejo de estos insectos. Alvarado afirma que en zonas rurales de Sarare, en el municipio Simón Planas del estado Lara, actualmente han visualizado entre tres y cuatro enjambres silvestres, cuando la cantidad hace unos cinco años atrás era de entre 30 y 40 enjambres.
«El ecosistema cada día se va deteriorando más por efectos humanos como la tala, la quema y por los cambios climáticos que han hecho que enjambres se vean reducidos, en tiempos de enjambrazón sólo se ha logrado la captura de 20 abejas silvestres, siendo muy pocas para la inserción en una colmena», dijo Alvarado.


El experto resaltó que el tiempo de enjambrazón es desde el 15 de noviembre hasta la primera quincena de mayo, cuando se da inicio formalmente a la temporada de lluvia y el cese de cosechas de cultivos frutales y hortícolas; sin embargo, afirma que eso no restringe que no se aprecien abejas en otros meses del año.
Migración de las abejas por problemas ecológicos
Sobre el tema de la migración, el experto Filadelfo González explica que la mudanza de las abejas puede ser impulsada por la búsqueda de nuevos hábitats con abundancia de polen y néctar, o para escapar de los efectos del cambio climático y la propagación de enfermedades.
González señala que, dada la capacidad de esta especie para reproducirse rápidamente, los enjambres pueden alcanzar entre 80 y 100 mil individuos, movilizándose incluso hacia zonas urbanas y en un solo viaje.
«Al no conseguir de qué alimentarse, ellas van a moverse por distintas zonas, asentándose en cultivos en los que, debido a los químicos de los fertilizantes, hacen que mueran y las que sobreviven buscan rutas para llegar a la urbe. Por eso es que en las panaderías, basureros, casas y patios vemos como estas arman su colmena. Todo depende del recurso que le proporcione el lugar», explicó González.


Atención en casos de emergencia
El teniente del Cuerpo de Bomberos del municipio Iribarren y apicultor capacitado, Héctor Ruiz, afirma que no todas las personas tienen la capacidad para controlar casos de enjambres en zonas residenciales o en cualquier lugar fuera de su hábitat natural, por lo que recomienda, en primer lugar no atacarlas, ya que una reacción contraproducente al sentirse abordadas, activarán su mecanismo de defensa causando daño a las personas.
Ruiz detalló que matarlas tampoco es la solución, ya que las abejas segregan una feromona que alerta a las demás que están en peligro, concretando el ataque. Poseen un radio de acción de cinco kilómetros, aproximadamente. «Lo que se debe hacer es aislar la zona, llamar a los bomberos y dejar que estos actúen, por lo general ellas se van por sí solas sin causar daños«.
Según reportes del Cuerpo de Bomberos, las incidencias de atención por enjambres de abejas responden a tres a cuatro llamadas diarias en lugares como la avenida 20, las zonas industriales, y en las parroquias foráneas de Iribarren, como Tamaca y El Cují.
La FAO advierte que, de continuar la disminución de las poblaciones de abejas, algunos cultivos como los de frutas, los frutos secos y muchas hortalizas serían sustituidos por cultivos básicos como el arroz y el maíz, lo que daría como resultado una dieta desequilibrada.