miércoles, 11 diciembre 2024
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Comunidades del oeste de la ciudad se sienten preocupados ante insalubridad del agua potable

El presidente del Colegio de Ingenieros del estado Lara sostiene que el 77% de la población barquisimetana recibe agua turbia por tuberías

«No sé si estoy lavando o ensuciando los platos con esta agua marrón«, es uno de los comentarios que han publicado residentes de comunidades en las redes sociales, debido al alto grado de turbidez con la que está llegando el agua a través de las tuberías a sectores de Barquisimeto.

Para Carmen Fernández, habitante de la comunidad Santo Domingo, esta es una situación muy preocupante porque el agua llega muy sucia. «No podemos hacer nada, es barro, cómo hacemos para lavar la ropa blanca, limpiar la casa o bañarnos si lo que sale por el chorro es marrón».

Antonia Mendoza, también residente de Santo Domingo, explica que a las personas no les ha quedado otra opción que esperar que el sedimento se asiente en recipientes para después retirar agua clara de la parte de arriba, la pasan a otro envase y la usan. Asegura que en el sector ya se han registrado enfermedades digestivas que podrían ser a consecuencia del consumo de esta agua. Lamentablemente, no todos tienen la disponibilidad económica para comprar botellones de agua filtrada y tratada.

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La médico pediatra, Irene Saavedra, afirmó que el consumo del agua en estas condiciones puede generar enfermedades en los residentes de estas comunidades. Contiene muchos minerales y sedimentos que pueden afectar el sistema renal.

Rafael Gil, integrante del Movimiento por el Agua y los Servicios de la parroquia Concepción (Moseco), afirma que han constatado que en las 14 comunidades de la parroquia Concepción el agua está llegando con alto grado de turbidez.

El presidente del Colegio de Ingenieros, Julio César Gutiérrez, detalla que el 77% de quienes viven en Barquisimeto y la totalidad de los habitantes del municipio Jiménez están recibiendo agua con alto grado de turbidez; lo que le hace suponer que no se le está colocando la debida dosificación del agente coagulante que controla los sedimentos que es el sulfato de aluminio.

La planta potabilizadora de Barquisimeto está en Quíbor, capital del municipio Jiménez. Es la que se encarga de purificar el agua para los jimenenses, y para parte de los barquisimetanos que reciben agua del Embalse Dos Cerritos que es procesada para hacerla apta para el consumo humano.

Durante las épocas de lluvias es normal que el nivel de turbidez se incremente. La crecida de los ríos arrastra el material granular de los cauces hasta donde es captada, luego almacenada en tanques y por gravedad impulsada al Sistema Alto Tocuyo, donde están cuatro motores trabajando en paralelo para hacer llegar el agua hasta la planta de tratamiento. Gutiérrez detalla que una vez el agua está allí es sometida a estudios durante 24 horas, le hacen análisis físicos y microbiológicos.

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Miden el pH del agua, lo que indica su nivel de acidez o alcalinidad; también la turbidez o cantidad de partículas que tiene en suspensión y las bacterias. En el agua almacenada, donde hay luz y oxígeno, se crean bacterias que cuando pasan por las tuberías se van descomponiendo, es por ello que el agua debe tratarse durante los 365 días del año. Dependiendo de los resultados, se determina la cantidad por litro de agua que se le aplica de bactericida o de agente coagulante que es el sulfato de aluminio.

La coagulación, que es la tercera etapa, se realiza por medio de unas canaletas Parshall de concreto armado que sirven para medir el caudal. Con el turbidímetro se determina la cantidad de sólidos suspendidos en el agua, los que no se pueden observar a simple vista. Dependiendo de los resultados se establece la cantidad de sulfato de aluminio que se agregará al agua, para que las pequeñas partículas en suspensión (como barro, arcilla, bacterias y otros contaminantes) se agrupen formando partículas más grandes y pesadas, llamadas flóculos.

Este proceso es lento, unos 15 metros por hora, permitiendo que se separen los sedimentos y el agua corra más limpia. Después está la decantación. Se produce agua limpia que se somete a filtración a través de unas esferas de marfil. Luego se le hace la cloración que es el principal bactericida, desinfectante que convierte el agua en potable lista para la distribución.

Comunidades esperan mejoras en el servicio

Gutiérrez asegura que en la actualidad la planta de tratamiento maneja poco más de tres mil litros de agua por segundo, para lo que es necesario disponer a diario de una gandola de sulfato de aluminio; es decir, entre 30 y 35 toneladas del químico líquido. Antes se compraba a la empresa Ferralca, ubicada en el estado Carabobo, al lado de la refinería El Palito. Pero ahora están comprando el producto químico en el oriente del país, por lo que el traslado es más largo hasta Barquisimeto.

Recalca que la hidrológica debe tener en cuenta en su plan operativo anual, que si el año tiene 52 semanas y de ellas la mitad será de lluvias debe tener por lo menos dos gandolas de más por semana; es decir, que durante la sequía a la semana se requieren siete gandolas, en los períodos de lluvias deben tener disponibles nueve para eliminar el alto grado de turbidez del agua por las crecidas de los ríos.

El ingeniero considera que en la actualidad la hidrológica no cuenta con la cantidad necesaria para disminuir el alto grado de turbidez del agua. Cree que en el proceso de potabilización se está utilizando una mínima cantidad del sulfato de aluminio, lo que limita que el agua llegue trasparente a las comunidades.

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