Euseglimar González | LA PRENSA.- Dos jóvenes fueron asesinados a balazos y puñaladas en el cerro de Valle Inmaculada del barrio El Coriano I. Ayer a las 8:00 am., unos vecinos y familiares hallaron los cadáveres.
Ronald Javier Alonso Medina, de 21 años, y un adolescente de 17 años, estaban tendidos en la copa del cerro con múltiples disparos y puñaladas. A las 8:30 pm., del lunes los vecinos escucharon una ráfaga de más de 10. En la zona nadie se alertó, pues “siempre hay disparos” y ese sonido se les hace familiar.
La mañana de ayer los familiares estaban preocupados por Ronald y el otro muchacho, pues no durmieron en sus casas. Unos zamuros comenzaron a merodear el cerro y un chamo decidió subir, asegurando que si los animales estaban ahí era porque había un muerto.
En la escena del crimen La Prensa logró obtener detalles de cómo fue el hallazgo. Luego de que el jovencito subió, vio cómo los cuerpos estaban tendidos en el suelo con múltiples heridas de bala. También tenían lesiones por arma blanca en las espaldas, piernas, brazos. Uno de ellos estaba sin camisa.
Ronald y el jovencito de 17 años eran del mismo sector, y según vecinos, se la pasaban juntos. Quien los encontró avisó de una vez a sus familiares de lo ocurrido. La madre de Ronald subió el cerro empinado desesperada. Al ver al hijo, sus lágrimas brotaban. Los curiosos comentaron que bajó a avisar a los funcionarios de la Guardia Nacional y a los “petejotas”.
A la 1:00 de la tarde volvió a subir con la cara pálida y la respiración agitada. La señora llegó nuevamente hasta donde estaban los cadáveres y con una sábana los arropó.
Los vecinos del barrio comentaron que Ronald y el menor fueron vistos juntos el lunes en la noche, cuando pasaron por la vía principal del sector hacia la avenida de El Coriano. Presumen que allí los homicidas los entromparon.
A un hermano de Ronald se le escuchó decir que a su hermano lo asesinaron sin camisa, pues la noche del lunes cargaba un suéter que era importado y concluyó que el asesino se robó la indumentaria del muchacho.
Por la tarde, antes de que llegaran los funcionarios de Polilara, se escucharon cinco tiros cerca del sitio y los curiosos que estaban en la escena del suceso decían que los malandros estaban “marcando terreno”. Muchos salieron corriendo. Al parecer los asesinados estaban metidos en el hampa y posiblemente en problemas con drogas.