lunes, 4 noviembre 2024
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Basura en picada por crisis económica

William Croes | LA PRENSA.- Las personas lo piensan cada vez más para arrojar algo al bo­te de basura. En las bolsas ne­gras cada vez hay menos restos de comida, cachivaches y ropa vieja. El déficit en la genera­ción de desechos sólidos es una muestra de la crisis econó­mica que atraviesa el país y de la cual no escapa el municipio Iribarren y su capital Barquisi­meto.

Datos de Imaubar indican que entre 2013 y 2015 la gene­ración de desechos por cada habitante de Iribarren era de un kilogramo por día. Pero es­te año ha disminuido a 700 gramos per cápita y se estima que disminuya progresiva­mente hasta estancarse a los 500 gramos diarios.

Basta con recorrer el centro de la ciudad y zonas residen­ciales de los estratos más bajos para ver que hay una menor cantidad de desechos. Las bol­sas negras ya no están tan lle­nas como antes. El principal desecho en una casa son los restos de comida, pero ahora son tan escasos que vemos a las personas escarbar por un buen rato para encontrar una pata de pollo con un poquito de pellejo que para ellos es un te­soro.

“El volumen de desechos se ha reducido al punto que ahora se generan 700 toneladas dia­rias, cuando hace un año era un promedio de mil toneladas de basura”, detalla Miguel Ro­jas, presidente de Imaubar, quien indica que Iribarren no es un caso aislado, sino que es una tendencia que se viene presentando en todas las capi­tales de estados.

La disminución se ha dado en todas las zonas de la ciudad, pero más se nota en sectores populares. Un ejemplo de ello, es que hace un año se acumu­laba en los estacionamientos de La Carucieña entre 50 y 60 toneladas de basura diarias, y ahora cuando mucho llegan a 30 toneladas.

“En la Ruezga también se ge­nera menos cantidad de dese­chos. Dejar de pasar un día por esta zona implicaba un caos, pero ahora con que el camión compactador circule dos veces por semana es suficiente para mantener limpio el lugar”, de­talla Rojas.

Ahora la crisis no se siente solamente en las zonas popu­lares, pues en la urbanización La Rosaleda, un par de años atrás, el camión debía hacer dos o tres viajes diarios para mantener limpios todos los conjuntos, pero ahora es sufi­ciente que circule una vez dia­ria y en ocasiones el compacta­dor no se llena a toda su capacidad.

Alicia Fuentes, una vecina de La Rosaleda, relata que años atrás en su cuadra era un lío la disposición de los desechos. “Habían bolsas por todos lados y una sola casa podía tener hasta dos bolsas negras llenas, pero ahora sacan al aseo cuatro bolsitas de automercado por semana”.

La disminución de desechos sólidos no es un fenómeno propio de Barquisimeto, sino que se genera en todos los es­tados del país. En Baruta, esta­do Miranda, el promedio dia­rio de generación estaba por el orden de las 430 toneladas, pe­ro ahora en los picos altos, cuando mucho alcanza a las 300 toneladas de desperdicios.

Para los institutos de recolec­ción de aseo urbano la dismi­nución en la cantidad de basu­ra no es la solución del proble­ma, pues los obliga a reaplicar el plan operativo y hacer ajus­tes en las rutas de los camio­nes que en varios municipios tienen las flotas reducidas a más de un 60% por la escasez y alto costo de repuestos y piezas mecánicas.

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