Arturo López | LA PRENSA.- Una fábrica de colchones quedó ayer reducida a cenizas cuando un voraz incendio consumió un galpón entero en la carrera 23 entre calles 9 y 11, al este de la ciudad. En el local funcionaba Colchones Imperial, sus dueños habían decido colocar un cerco eléctrico en las paredes que bordeaban el galpón porque la semana pasada fueron víctimas del hampa: Delincuentes ingresaron y robaron herramientas y parte de la mercancía.
Pero el remedio resultó más grave que la enfermedad. En el proceso de instalar el cerco eléctrico, una chispa de uno de los cables de alta tensión cayó justo encima del material tipo gomaespuma con la que elaboran los colchones. Rápidamente, el chispazo se hizo llamarada y el fuego se propagó por todo el lugar.
De inmediato, el almacén entero se convirtió en una bola ardiente, a pesar de la pronta reacción de los empleados, quienes aseguraron que intentaron combatir las llamas con un extintor y tobos de agua.
El Cuerpo de Bomberos de Iribarren recibió el llamado de alerta y asistieron al lugar 15 minutos después. El comandante de los Bomberos de Iribarren, Edixon López dirigió las operaciones en el lugar del siniestro, pues las llamas abarcaban todo el sitio y se requirió de 40 funcionarios para intentar extinguirlas.
Necesitaron de un camión súper cisterna y de tres camiones cisternas para poder controlar el incendio los cuales trabajaron de forma conjunta con Protección Civil Lara. También para ayudar se unieron funcionarios de la Policía Municipal de Iribarren y de Polilara, quienes coordinaron el manejo del tráfico en las calles aledañas.
A pesar de que en el siniestro no hubo víctimas ni personas lesionadas, al menos dos viviendas en el sector tuvieron que ser desalojadas porque los vecinos se hallaban sofocados a causa del humo negro que salía de la fábrica. Funcionarios de Protección Civil debieron atender a los afectados y nebulizarlos.
Roberto Díaz, funcionario de Protección Civil, aseguró que también asistieron a mover los vehículos que se encontraban detrás del establecimiento. La madre de Luisa Díaz tuvo que ser trasladada de inmediato a casa de un vecino para brindarle atenciones, porque sufre de los pulmones y riñones. La peluquería que se encuentra al lado de la empresa de colchones no sufrió daños, pues los lunes no laboran y se encontraban era pintando el lugar.
Elizabeth Montes, dueña de la fábrica de Colchones La Imperial, aseguró al diario La Prensa que la pérdida fue total, no se salvó nada en el depósito. Al menos 17 colchones que estaban listos para entregar, sábanas y demás enseres se fueron con las llamas. Después de dos horas fue que el Cuerpo de Bomberos de Iribarren logró apagar el siniestro.