Daniela Valladares | LA PRENSA.- Una escuela innovadora y divertida es como se define Titirineo. En el año 2008, Federico Gascón junto a unos amigos decidieron romper esquemas y crearon una nueva forma de entretener y animar eventos sociales de cualquier tipo, que con el transcurrir del tiempo ha tenido una serie de cambios que la mantienen activa y llevando sonrisas a todos lados.
Realizar juegos, música, sonidos, actividades recreativas y alegrar tanto a niños, adultos y abuelitos es la responsabilidad que llevan gustosamente en sus hombros decenas de jóvenes que se dedican al show.
Los fundadores eran quienes llevaban la batuta en la organización y realización de cada evento, con el tiempo se dedicaron a formar a chamos y ahora son unos duros en esto. Desde hace 8 años han formado a más de 3 mil chamos. Desde el mes de febrero a julio comienza el curso de preparación: enseñan a trabajar en equipo, a resolver conflictos, capacitación, atención a padres y niños, sinergia, dinámicas y herramientas para el crecimiento personal de cada uno de los participantes.
Para Gascón, pionero y fundador, la experiencia ha sido inolvidable y aportar en el desarrollo positivo de la juventud barquisimetana no se compara con nada.
Él asegura que la mayoría de los chamos que participan en los cursos de Titirineo son de edades comprendidas entre los 16 y 25 años. Les ofrecen un camino de formación y diversión sana, alejados del tiempo de ocio.
Luego de los 6 meses de taller y preparación, los adolescentes tienen la oportunidad de demostrar su talento en los eventos que participa “123 Titirineo”, ya sea en el área de actuación, canto, baile, magia o animación. A partir de allí los mejores son incluidos en el staff profesional para continuar con el desarrollo académico.
Los conocimientos adquiridos por los chamos son demostrados en todas las áreas de su vida, así lo asegura Gascón y comenta que la seguridad y buen desenvolvimiento de los jóvenes fuera de los eventos es una marca de distinción de Titirineo que lo motiva a continuar formando nuevos talentos.
Pero la presentación de los chamos no sólo se limita a las fiestas privadas, el trabajo social también forma parte de ellos y por eso participan en vendimias, carreras, caminatas de ayuda, ancianatos como el San Vicente de Paúl, iglesias y comunidades como en la calle Clemente Brito del Manzano, donde animan y alegran a los más pequeños.