jueves, 28 noviembre 2024
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Ofrendas no rinden en las iglesias

LA PRENSA.-La crisis en Venezuela no tiene límites y ahora ha abarcado a las iglesias católicas, cuyos sacerdo­tes hacen de tripas cora­zones para cubrir los gas­tos de agua, luz y aseo, que en muchos templos la factura llega abultada porque cobran tarifa co­mercial.

Los colaboradores que principalmente se encar­gan de ir a pagar los ser­vicios de los templos ase­guran que el dinero que reciben por parte de los fieles en calidad de ofrenda no es suficiente para cancelar el monto mensual de cada factura.

Enrique Guédez, quien trabaja en la Iglesia La Concepción, indicó que la asistencia a las misas es nutrida, pero las colec­tas son bastante bajas, mientras que los recibos llegan con altos precios. Detalló que por ejemplo una factura de Hidrolara gira entre 16 mil y 20 mil bolívares aún cuando el servicio es pésimo, pues solo reciben agua una vez a la semanal o que impide hacer el manteni­miento que debe tener el santuario.

En la iglesia Nuestra Se­ñora de Coromoto la si­tuación es similar, pero los costos de las tarifas son más elevados. Sola­mente por el servicio de luz deben pagar hasta 25 mil bolívares. La sacrista­na del templo, Digna de Yanes, afirmó que lo que reciben por parte de los feligreses no les da para pagar los servicios.

“El padre en ocasiones debe pedirle a los feligreses una ayuda extra para po­der costear los gastos que genera la iglesia porque la colecta diaria a veces no da ni para eso” asegu­ró.

La parroquia Urbana de La Santa Cruz en la ave­nida Libertador, a la altu­ra de urbanización José Gil Fortul, es otro de los santuarios que presenta gran dificultad para cu­brir gastos de servicios públicos. En aseo deben cancelar 8 mil bolívares mensual, pero estiman que si sube la tarifa se las verán bien apretadas pa­ra poder cancelar.

Por los recibos del agua la secretaría de despacho de la iglesia Magaly Ra­mírez, dijo que han teni­do que ir hasta la sede de Hidrolara para presentar quejas por el precio del agua. Admite que no es tan costosa como la elec­tricidad, pero el pésimo servicio que presta la Hi­drológica no concuerda con el pago mensual “En Hidrolara nos dije­ron que nosotros paga­mos la tarifa mínima co­mercial, por eso paga­mos tanto por ese servicio que nos llega a medias” dijo.

Los sacerdotes con ayu­da de los vecinos de las comunidades y los cola­boradores han tenido que organizar eventos y vendimias, para poder recaudar dinero que son administrados para cu­brir los servicios públicos u otros gastos de im­provisto, como cuando se quema un bombillo, se daña algún grifo, o el templo requiere de man­tenimiento de áreas ver­des o de infraestructura.

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