Henry Gómez | LA PRENSA.- “Venezuela no está en condiciones para organizar la Serie del Caribe” fue lo que dijo el dominicano Juan Francisco Puello Herrera, Presidente de la Confederación de Béisbol del Caribe cuando reveló, recientemente, la suspensión de la serie del Caribe 2018 en Barquisimeto y lo que se sintió en la ciudad crepuscular fue un baño de agua fría, muy fría.
Herrera expresó la decisión tras argumentar que la notablemente crisis económica, político y social que vive el país obligaron a mover la sede del clásico de febrero a México.
Esta sentencia defraudó los deseos de muchos fanáticos del béisbol, quienes desde el anuncio en 2016, se llenaron con la ilusión recibir por primera vez al evento de mayor magnitud en la pelota invernal.
La organización Cardenales de Lara también recibió el baldazo de agua congelada así como también otros sectores que bajo en plan de mejoras de la ciudad iban a recibir un cariñito. La Serie del Caribe es un torneo, que además de crecimiento deportivo significa una fuente directa e indirecta de empleos. Igualmente, las mejoras a los espacios de la ciudad y zonas de entrenamiento estaban marcadas como blancos inmediatos a recibir inversión para elevar su calidad debido a las exigencias de la contienda internacional.
Entre esos recintos, uno de los estadios icónicos de la pelota larense, el Daniel “chino” Canónico tenía sus esperanzas puestas en la Serie para tomar otra cara y dejar a un lado el aspecto descuidado que hoy día presenta en algunas zonas.
El terreno del “chino” en estos momentos es uno de los motivos de mayor preocupación. En la zona de la tercera base hay una zona irregular que puede lesionar a cualquier pelotero en su carrera al plato.
De mismo modo que el terreno, la iluminación es otro de los detalles importantes que pudieron recibir una restauración.
En su mayoría, de doce o trece faros con los que cuenta cada torre de luz sólo encienden tres o cuatro. Lo que imposibilita en muchos momentos realizar duelos de alto nivel en el campo de la calle 37, que de tener a la Serie del Caribe pudo ser un búnker de entrenamientos para cualquier equipo participante en la contienda.
Además del “chino”, la situación laboral es otro tema considerable. Tomando en cuenta el movimiento de mercado que genera la Liga Venezolana de Béisbol Profesional; es evidente que un evento internacional podría duplicar las opciones para la economía larense tanto formal (hotelería, turismo) como informal.
“A nosotros nos afecta porque es un buen chance que tenemos de vender y más como está la situación ahorita”, señaló William Rodríguez vendedor regular en el nido larense cuando hay juegos del Cardenales.