José D: Sequera | LA PRENSA.-El señor José Colmenárez trabajó hasta hace tres años en el Abasto Bicentenario, pero lo botaron. Ahora forma parte del equipo de seguridad en una institución del Estado, pero en sus tiempos libres se dedica a ser carnicero.
Compro y distribuyo carne, pero me pueden decir cualquier otro trabajo e igual lo agarro. Con lo que hago un fin de semana matando tigritos casi triplico mi quincena porque yo lo que gano es sueldo mínimo”, señala.
Muchos guaros, entre los que se incluyen profesionales con horarios de oficina, trabajadores no profesionales y hasta jubilados están aplicando la misma táctica que José y tienen un segundo, tercero o más trabajos para poder redondearse el sueldo.
Los que buscan tener más de un trabajo son los que ganan sueldo mínimo, estipulado para el 1 de marzo en 392 mil 646 bolívares con 46 céntimos. “Con menos de 200 mil bolívares quincenal no puedo hacer mercado, así que me toca gestionar trámites de documentos, y en apenas un día de trabajo puedo hacer más de 700 mil bolívares”, expresó José Mendoza, quien trabaja como facilitador de Infocentro.
Mendoza, como funcionario público que es, asegura que es cotidiano “que los que trabajan para el Estado tienen que matar tigres porque casi todos ganamos sueldo mínimo”.
Los oficios que más abundan son los de taxi, albañilería, venta de productos en casas o a domicilio con los que se puede ganar un mínimo de 500 mil bolívares, dependiendo de lo que se venda. Otros rebusques menos frecuentes como la venta de dólares y servicios de lavandería casero también son alternativas que se usan.
Judith Colmenárez es una mujer de la tercera edad que por su condición no tiene trabajo y sólo cobra un pensión mensual. “Yo sólo tengo pensión de sobreviviente y eso de broma me alcanza para un poquito de comida. Desde hace casi un año estoy lavando ropa a unos cuantos vecinos que no tienen lavadora, por cada kilo de ropa les cobro 300 mil bolívares”, resalta la señora.
Trabajar desde la casa es lo que le parece más cómodo a las personas, pues de acuerdo a consultados “no se gasta en pasajes y tienen todo a pata ‘e mingo”.
“Con la carpintería me va muy bien, pero en la casa vendemos bolsas de hielo en 20 mil bolívares, y eso se vende mucho. Allí resolvemos para cualquier emergencia que salga”, comenta Simón Tovar agregando que al menos cuatro primos suyos se han resuelto con vender panes o bambinos en su casa.
Quienes “matan tigres” confirman que siempre están pendientes de “ver qué es lo que sale”, pero sin descuidar su trabajo “de oficina”, por lo que buscan que no interfiera con sus horarios y tratan de hacerlo en las tardes-noche o en los días libres.
“Cuando se tiene a una hija que mantener y proveer las cosas cambian. Como necesito más dinero, en las mañanas y días libres soy albañil y por las noches trabajo en una pizzería. Puedo decir que tan mal no me va”, señala con satisfacción Tito Martínez, un joven pizzero.
Los jubilados no temen de aplicar la táctica de los tigres porque, además de mantenerlos activos, aseveran que pueden darse los gustos que les plazca. Alba Rondón es una docente retirada que sólo recibe 1 millón 300 mil mensual de jubilación, pero mantiene un abasto en su casa desde hace dos años que le dio la oportunidad de hacer reparaciones a su vivienda.
Ella precisa que si bien eso “no es lo suyo”, hay que buscar la manera de encontrar dinero. “No me puedo quedar en el aparato, hay que moverla”, expresa con una sonrisa.
Buscan efectivo
Las ventas caseras de productos como yuca, cambur, plátano, tostones y hasta cigarros se ha convertido en una manera “barata” en que los guaros puedan tener acceso al efectivo.
“Yo compro tres o cuatro kilos de yuca, me siento en una mesa en el frente de mi casa y así vendo la mercancía. Con lo que gano ahí lo utilizo para los pasajes”, dijo el albañil Luis Vivas.
Especifica que como él conoce muchas personas que tratan de buscar cualquier forma de encontrar efectivo sin que les cobren el 100 por ciento. “Ganas dinero y además es en efectivo, ¿dónde más puede ocurrir eso?”, se pregunta Vivas.