viernes, 22 noviembre 2024
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Quiboreños celebran la visita 136 de «La Caimana»

Ana León | LA PRENSA.- “Tomar partido por el bien es sentirse incomprendido y hasta perseguido”, expesó monseñor Antonio López Castillo en la homilía de salida que se estaba haciendo con motivo de la visita 136 de la Virgen de Nuestra Señora de Altagracia en Quíbor, capital del municipio Jiménez.

A las cuatro y media de la tarde comenzó la misa y monseñor junto a los sacerdotes que hacen vida en el municipio celebraban con alegría la santa eucaristía.

Durante la misa monseñor mostraba su mejor actitud y durante la homilía una de las cosas que pidió para la feligresía es que las bienaventuranzas les ayudaran a vencer la desesperanza que surge de tener una vida que nos es llevada por Dios.

El arzobispo terminó la homilía diciendo “¡Viva la Virgen de Altagracia!” y esto hizo estallar en aplausos a todos los presentes que se pusieron de pie para retomar el rito de la santa eucaristía.

Los sacerdotes continuaron con los ritos y al momento de la paz salieron a saludar al pueblo de Quíbor que se encontraba casi por entero en la celebración.

De manera muy especial, el padre Ángel Eduardo Bastidas, sacerdote del templo Nuestra Señora de Guadalupe, lugar donde habita el lienzo de la virgen, agradeció al finalizar la eucaristía a monseñor López Castillo por las atenciones que tiene para con la iglesia en Jiménez y por la guía que aporta al pueblo de Lara.

Anunció, además que con motivos de la celebración, desde el 27 de diciembre de 2017 hasta el 27 diciembre de 2018 se estará realizando en Quíbor un año jubilar especial por la Virgen de Altagracia y exhortó a todos los devotos a participar de las distintas actividades que se estarán haciendo en este tiempo litúrgico.

Caminan con fervor

A las 6:00 de la tarde comenzó el canto de salida para dar paso a la procesión en la iglesia de La Ermita. Un grupo de mariachis se abrió paso en la iglesia y dentro del templo le dedicaron unas tonadas a la virgen.

Afuera, el cordón juvenil Virgen de Altagracia esperaba con ansias la salida de “La Caimana”. Tanta era la ansiedad que en el techo de la iglesia se podía ver al joven designado para lanzar las flores a la salida de la virgen asomándose a cada rato.

Al momento de salir la virgen empezaron a caer las flores y se escucharon los aplausos de la gente que daba la bienvenida a “La Caimana” al pueblo de Quíbor.
La madre de los jimenenses era llevada pasito a pasito por toda la avenida Pedro León Torres. En el frente de las casas, tres familias la recibieron con imágenes de diferentes santos y advocaciones de la virgen.

A la avenida le colocaron en los postes unas vasijas que tenían encima a la Virgen de Altagracia con una corona y se podía observar cómo se reencontraban vecinos o parientes que habían apartado el día para pasar un momento de encuentro con “La Caimana”

Niños vestidos de Nazareno también se vieron durante la procesión. Cargando su cruz y caminando descalzos se mantenían en actitud de oración mientras la familia entera clamaba al lienzo de la virgen.

Al llegar a la tarima de la escuela La Ermita, padres, representantes alumnos y maestros la recibieron con cantos y mucha alegría. El grupo de mariachis que había cantado al inicio de la procesión, también estaba en el lugar apoyando con la música.

Pasadas las ocho de la noche, la virgen siguió su camino y llegó al templo de Nuestra Señora de Altagracia, frente a la plaza Simón Bolívar, donde le realizaron un homenaje musical mientras era llevada a su “nueva habitación” dentro del templo.

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