Osman Rojas | LA PRENSA.- Una cadena le da dos vueltas a la puerta y un enorme candado luce en la entrada. La sala, que durante años ha dado la impresión de ser un terminal de pasajeros por el movimiento de personas, luce vacía y completamente oscura.
“Qué pasó con esto”, preguntan las personas a un señor que vende jugos cerca del área de descanso Divina Pastora, pero el comerciante sólo encoge los hombros y dice “no sé”.
Aparentemente el área fue cerrada el primero de enero, justo después que la Gobernación rescindiera el contrato de todo el personal que labora en el centro de reposo. “El primero de enero no abrieron y a nosotros nos sorprendió mucho ver que no habían ni bedeles limpiando. Después del mediodía vinieron y pusieron un candado”, comenta Eugenio Carrillo, hombre de 52 años que tiene a su hijo hospitalizado en el central.
Con el cierre del área de reposo los más afectados son los familiares de pacientes hospitalizados que vienen de estados vecinos. Dentro del centro Divina Pastora dormían, en promedio, 50 personas que ahora deben recurrir a las áreas verdes para pasar la noche.
Uno se resguardaba del frío allí, pero ahora está a la intemperie. Si llueve hay que mojarse, si hace frío temblar y si viene un ladrón nos tendremos que dejar robar porque los policías no hacen rondas de ningún tipo”, expresó Horacio Carmona, familiar de una mujer recluida en la emergencia del Antonio María Pineda.
La ausencia de baños limpios es otra de las bondades que pierden los familiares con el cierre del centro de reposo y es que, luego de las 10:00 de la noche las personas deben ir a lo oscurito para orinar.
Se pudo conocer de manera extraoficial que el área Divina Pastora será convertido en un comedor popular en los próximos meses.