Rojas/Sequera | LA PRENSA.- Parado frente a una tienda veterinaria está Édgar Zambrano. En su mano izquierda sostiene su teléfono celular y en la derecha una bolsa de dos kilos de perrarina. “Aquí está en 55 mil. ¿me lo llevo?, pregunta el joven.
Como tratando de convencer a la persona que está del otro lado del teléfono el muchacho argumenta que el costo de la perrarina no está tan alto comparado con otros negocios. La conversación se extiende durante unos dos minutos hasta que el muchacho se da por vencido y deja la perrarina en el anaquel donde estaba.
“Gracias”, dice al vendedor apenado mientras sale. “Es impresionante pero una bolsa de perrarina vale más que un pollo”, dice el muchacho antes de salir del comercio y es que, desde hace un par de meses, la comida para mascotas ha experimentado un aumento que deja contra las cuerdas a los dueños de animales.
El equipo de La Prensa, hizo un recorrido por varios establecimientos comerciales y pudo constatar que el kilo de perrarina a granel varía entre 50 mil y 80 mil bolos, mientras que el saco de 18 kilos de la marca Dogourmet se ve en la calle en 1 millón 135 mil “bolivitas”.
En el caso de la gatarina, los comerciantes de productos de animales han dejado de comprarla porque cuesta venderla, aún así en la calle se consigue el kilo de la marca Gaxy en 95 mil bolívares.
Por estos altos precios guaros narran historias que para algunos parecen mentiras. Si bien ella no tiene perros, la señora Suhair Silva cuenta la tragedia que está viviendo una cuñada suya, que tiene alojados en su casa más de siete animales, entre gatos y perros.
“Recientemente me contó que estaba vuelta un ocho porque no sabía cómo alimentar a todo ese zoológico que tiene en su casa; no sabe qué hacer”, menciona.
La mujer agrega que su cuñada ha tenido que hacer maromas para alimentar a sus mascotas. “Les da las sobras de las comidas o les compra arroz picado y les coloca un poquito de papa”, precisa.
Con ella coincidió Juan Quevedo, quien tiene una gata en su casa y cuando no le consigue gatarina, apela por darle perrarina. “Si no consigo o está muy cara, se la doy, no hay de otra”, corrobora.