María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- Se deben buscar alternativas para que en Venezuela se garantice una educación gratuita, progresiva y de calidad. Por eso, especialistas señalan que si bien es cierto que el Estado juega un papel importante para romper la brecha de la desigualdad para que todos los estudiantes —en especial los más vulnerables— puedan gozar de clases armoniosas, alimentación, acceso a tecnología y herramientas pedagógicas, la familia y la sociedad también deben ser parte del proceso y promover el sentido de pertinencia.
Desde el año 2018 se está hablando de la «entronización» de la pobreza en la educación, pues así lo señala Raquel Figueroa, especialista en políticas educativas, al argumentar que ante la emergencia humanitaria compleja que vive no sólo el país político, sino también la educación se está generando más exclusión en los planteles de la enseñanza pública, lo que hace que no haya condiciones mínimas para todos los estudiantes y muchos terminen abandonando.
Figueroa puntualiza que la desigualdad la genera el mismo Estado venezolano al no cumplir las políticas públicas; la educación es un derecho humano y se debe garantizar como servicio gratuito y de calidad, pero actualmente su deterioro se hace más evidente. Ante eso, la familia y la sociedad también deben aportar desde sus posibilidades y reforzar la educación desde los hogares.
Alfredo Infante, sacerdote, promotor de los derechos humanos y canciller de la UCAB, explicó en una entrevista que la educación universal y gratuita en Venezuela colapsó de tal manera que se deben buscar alternativas para garantizarla. «Y debe ser una responsabilidad compartida entre el Estado y la sociedad», detallando que la educación debe estar a la altura de los tiempos actuales, es decir, que esté presente la tecnología, como en otros países.
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