LA PRENSA.- A Julián Mucheli (54), lo asesinaron de un disparo en la parte izquierda del pecho cuando fue bajado de la gandola que manejaba. A las 3 de la mañana de ayer, un grupo de personas lo atacó a la altura de la cuesta Santa Rosa, supuestamente, porque le querían robar la mercancía que traía en su gandola. Los asesinos pensaron que llevaba comida.
Julián, que vivía en Caracas, laboraba como chofer de gandolas desde hace tres años en la empresa Transporte de Hidrocarburos Asfaltran con sede en Guatire estado Miranda y que pertenece a Pdvsa.
Como siempre lo hacía, Julián se montó el miércoles a las 9 de la mañana en la gandola que ya estaba cargada de asfalto líquido en la refinería Amuay, en el estado Falcón. Junto a él, pero en otro vehículo carga pesada, iba José Curiel quien lo acompañaría hasta el sector Matriarca de Acarigua estado Portuguesa donde descargarían el asfalto. Eran casi las 9 de la noche cuando llegaron al lugar y dejaron toda la carga del hidrocarburo.
“Después de descargar, nos tomamos un café en una estación de servicio. No hablamos mucho porque estábamos muy cansados, por eso nos montamos y arrancamos”, narró muy consternado José cuando recordaba la última vez que pudo hablar con su compañero.
Cuenta el hombre que condujeron hasta Barquisimeto y tomaron Santa Rosa para manejar por la autopista Cimarrón Andresote hasta Falcón.
Julián iba de primero, y cuando él pasaba por Yacural I fue interceptado por un grupo de personas. Detalla José que eran casi 20 quienes andaban encapuchados.
Julián trató de retroceder y girar, pero como la gandola es muy larga no lo pudo hacer. José vio lo que pasaba y para no ser atacado, él sí pudo retroceder y no le pasó nada.
Autoridades que investigan el crimen presumen que los delincuentes pensarían que la gandola cargaba comida y por eso con palos, piedras y tubos obstaculizaron la vía, y lograron que Julián redujera la velocidad y bajo amenaza de muerte, bajaron a la víctima de la gandola. En ese momento, uno de los atacantes abrió la puerta y estando en el pavimento le disparó dejándolo muerto.
José regresó a los minutos y vio a Julián en el suelo sin vida. Un grupo de guardias nacionales ya resguardaba su cuerpo. Apenas vio el cadáver, el conductor comenzó a llorar y no se alejó del cuerpo hasta que amaneció.
El cuerpo de Julián quedó a casi medio metro de distancia de la gandola. Estaba de medio lado, vestía un pantalón gris y una franelilla color naranja. Al lado del cuerpo estaba un tubo de hierro con el que los choros, al parecer, lo atacaron.
Se presume que los malandros no robaron nada porque Julián no tenía efectivo ni nada de valor dentro de la gandola. De hecho él y su compañero, pasaron a un cajero automático bancario para sacar efectivo y como no tenía dinero decidieron viajar sin nada.
Julián era oriundo de Colombia, pero llegó al país hace muchos años. Su compañero de ruta dijo que era un buen hombre y trabajador.
“Esta situación es muy triste, a la gente buena y trabajadora la matan. Julián tenía muy mala suerte; siempre lo robaban, ya era la tercera vez, pero esta vez le quitaron la vida”, comentó con voz entrecortada José.
Un luchador
Según cuenta José, la víctima desde que comenzó a trabajar en la empresa se destacó por ser una persona muy responsable.
“Era muy responsable, no le gustaba tomar (alcohol) mientras conducía. Bebía mucho café para aguantar manejando”, acotó quien recordó que Julián llegaba muy temprano a la refinería y se iba hasta donde estaba su gandola, la chequeaba, se encargaba de que todo estuviera bien y salía a diferentes partes del país para llevar el asfalto.
Su compañero de trabajo fue quien comunicó a la empresa