Arturo López | LA PRENSA.- Los criollos que deciden irse a otros países, además de tener una resistencia física, también deben prepararse psicológica y moralmente para soportar las rígidas revisiones que realizan funcionarios de migración de los países que deciden cruzar.
Robert Piña, un guaro emigrante, comentó que al pasar por uno de los puestos de migración entre Perú y Chile, los trabajadores lo señalaron como “una plaga” porque estaban “invadiendo su país”.
Piña aseveró con rabia: “los de migración tratan muy mal a los venezolanos, solo con ver el pasaporte, ya la cara les cambia y empiezan a decir malas palabras”.
Al igual que Piña, Lismary Durán, presenció cómo devolvieron a 4 venezolanos en el punto de control entre Ecuador y Perú.
“Los chamos se regresaron llorando, no sabemos por qué no les quisieron sellar y eso que ellos dijeron que tenían donde llegar y trabajar”.
Durán agregó que “es muy difícil viajar así, uno anda con ese temor que te devuelvan, gracias a Dios a mi no me trataron mal y pude sellar sin problemas en todos los puntos”.

