domingo, 24 noviembre 2024
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Dos bandas rivalizan por cobro de vacuna

Euseglimar González | LA PRENSA.- El terror se apodera de los comerciantes y pro­ductores de Quíbor, mu­nicipio Jiménez. Las ex­torsiones de delincuen­tes volvieron al ruedo y todos apuntan que se tra­te de la banda de el “Po­llo” y sus hombres, adi­cional a la de el “Manue­lito” que cuando rivaliza con su compinche pide dinero aparte.

Las víctimas aseguran que en varias ocasiones les ha tocado pagar doble “vacuna” por el “bienes­tar” de sus familias, por­que estos herederos de Carlos Pérez Vega (31), apodado el “Guly”, ham­pón que controlaba las extorsiones, cuando se molestan trabajan por su cuenta.

“Llaman a la misma víc­tima. Cuando la persona le dice que ya le pagó al “Pollo” les dicen que de­ben pagarle al “Manueli­to‘, porque ellos trabajan por separado”, dijo un habitante.

Los delincuentes tienen a los comerciantes y pro­ductores como una “car­nada”, los llaman para exigirle exorbitantes su­mas de dinero a cambio de dejarlos trabajar y transitar “libremente”.

Los delincuentes los amenazan con matar a sus familias si no pagan en el tiempo establecido tal como lo hacía su men­tor.

El “Guly” tenía a mu­chos hombres trabajando para él. En 2013 fue aba­tido por los funcionarios del Grupo Antiextorsión y Secuestro del Conas. Pero luego de la muerte del delincuente más “pe­sado” de Jiménez queda­ron sus herederos el “Po­llo” y el “Manuelito”.

Desde ese momento las extorsiones continuaron en el municipio y aunque estaban “bajo” cuerda, volvieron hacer de las su­yas en los últimos meses.

Con una voz ronca y atorándose con la propia saliva han llamado para extorsionar. El que está en el otro lado del celular dice que es el “Pollo” y le pide cantidades alta de dinero. Hasta 6 millones de bolívares”, suelta un comerciante.

Detrás de una bocina del celular, el hombre que llama pide distinta cantidad de dinero. Rela­tan que algunas veces le piden un millón de bolí­vares y otras veces hasta 6 millones. Lo que siem­pre utilizan para extor­sionar es que mataran a sus familiares si no pa­gan, pues conocen cada uno de sus pasos.

Comerciantes cuentan que a los negocios llegan los hampones armados y aunque no atracan el es­tablecimiento, se quedan un rato hasta que el pro­pietario los ve.

“Uno sabe cuáles son los hombres que trabajan con el “Pollo” o el “Ma­nuelito”. Ellos llegan a los negocios solo a ame­drentar y a quitar dinero para uno o el otro”, dijo un comerciante.

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