La vivencia de los días santos debe radicar en contemplar el padecimiento de Jesús llevándolo a una experiencia de vida.
Redacción I LA PRENSA DE LARA.- La Semana Santa para todos los cristianos es un tiempo de oración y meditación sobre los acontecimientos de la& ;pasión, muerte y resurrección del Señor Jesucristo, son días en los que sacerdotes de la Arquidiócesis de Barquisimeto llaman a todos los fieles a reservar momentos para la reflexión, ayudar al necesitado y al reencuentro con Dios.
A pesar de que la Semana Mayor es tomada como un tiempo para el descanso y la recreación, los sacerdotes han extendido un llamado a los feligreses a vivir en actitud de contemplación y recogimiento durante estos días o por lo menos el santo Triduo Pascual, que va desde la misa del Jueves Santo hasta la solemne vigilia del sábado.
El padre Eduardo Angulo, párroco de San Jacinto y exasesor de la Pastoral Juvenil de la arquidiócesis, explica que los& ;días de la Semana Santa son un tiempo de intensa vivencia en el que la iglesia invita a observar los diversos escenarios de la vida misma desde la pasión de Jesús.
«La Semana Mayor, que inicia con el Domingo de Ramos es un momento para que los feligreses en familia y con la& ;iglesia comencemos a participar de la vivencia central de la fe católica radicada en la pasión, muerte y resurrección& ;del Señor», dijo el padre camino a la cruz.
Según explicaciones del padre Angulo, los días santos tienen su propia connotación con la realidad, puesto que los siete días de la Semana Mayor están asociados con la vivencia personal del hombre, extendiendo la invitación a meditar desde el interior de los momentos épicos de las familias, por ejemplo, el Domingo de Ramos que se convierte en un llamado para detenerse y contemplar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén para morir, en la que «cada familia entra a Jerusalén para encontrarse con las vicisitudes del día a día».
Los días lunes, martes y miércoles son jornadas para la adhesión y contemplación de Jesús Nazareno, detalla el padre, ya que en estos días la iglesia pone como modelo de imitación a ese Nazareno que se dispone a caminar, sin importar el peso de la cruz, representados en esos cansancios que todos llevan por las situaciones que les aquejan como parte del país, la economía y por enfermedades. «Son 3 días representados por el morado, un color que significa penitencia y que indica que en medio del dolor habrá una esperanza, esos días nos invitan a observar cómo podemos levantarnos en el nombre de aquel que va a resucitar pidiéndole a él ayuda para caminar con nuestras cruces, que son más pequeñas, pero nos aquejan».
Los días jueves, viernes y sábado para la iglesia son el santo Triduo Pasual partiendo el jueves que, según declaraciones del padre Eduardo, el primer día se refiere al mandamiento del amor y del servicio, un día que llama& ;a cuestionar cómo se está amando y cómo está la calidad de amor en torno a la familia y a cada individuo. «A veces hablamos tanto de esta palabra amor, pero no sabemos cómo vivirlo, lo desconocemos completamente y afirmamos tenerlo cuando no es así».& ;
El viernes, la iglesia pide un silencio absoluto porque el Señor muere, es un día que invita a reflexionar cómo está nuestra vida de cara a Dios, a la sociedad y a los nuestros, es un día que llama a evaluar cómo está nuestro ser de cara a un encuentro definitivo con el Señor. «Es también el día de comprender que mi vida es frágil, es vulnerable, que de nada se puede extinguir, acabar», expuso el padre.