Agencias | LA PRENSA DE LARA – Ni una crítica a Juan Guaidó. Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), podrá ser combativo e incluso poco diplomático a veces, pero está convencido de que su deber es hablar con todos, de que no puede negarle el diálogo a nadie.& ;
¿En serio no tiene nada que objetarle a Guaidó? ¿No lo considera acabado, tal como dijo recientemente Henrique Capriles? «No«, dice Almagro durante una entrevista con Infobae: «Lo hemos dejado prácticamente solo enfrentándose a ese régimen, y vemos que ni siquiera con la ayuda de (Henrique) Capriles».
Parte de la entrevista, a continuación:
– La OEA señaló recientemente que con el covid como excusa se restringieron gravemente las libertades y los derechos en Venezuela, Cuba y Nicaragua. ¿No es algo que en realidad puede decirse de toda la región?
– Si, pero cuando hay controles y balances entre los diferentes del Estado y dinámicas institucionales sujetas a responsabilidad pública es diferente a lo que ocurre en una dictadura. Han habido limitaciones a derechos fundamentales, y lo hemos señalado: libre circulación, tránsito, reunión, manifestación… Todo eso está limitado, pero dentro de soluciones en el sistema democrático. Cuando tus libertades y tus garantías no valen nada y solo están sujetas a la arbitrariedad y tiranía del dictador es otra cosa.
– Suele decirse que locura es hacer una y otra vez lo mismo esperando resultados distintos. ¿No hay algo de eso en el abordaje de la crisis venezolana?
– Sí, hay mucho de eso, pero si uno cuenta los procesos de diálogo que han habido en Venezuela y los resultados que han servido para consolidar el status quo, uno no puede decir que eso había que dejar de hacerlo en determinado momento. Pensamos que era necesario seguir insistiendo en buscar esas oportunidades. Y también es cierto que aquellos que han ido al proceso de diálogo han ido viendo de manera un poco extraña la situación. Todo proceso de diálogo requiere de alguien que presione en algún lugar, en especial si es una dictadura. Aquellos que impulsaron los diálogos siempre lo que pidieron fue la eliminación de las variables de presión sobre las dictaduras. Ahora hablan de eso mismo, y eso ha sido uno de los problemas fundamentales. La presión nunca llegó a los niveles que debió haber llegado para hacer sentir al régimen incómodo o ver como conveniente buscar una salida. Es una dictadura denunciada en Nueva York por narcotráfico, acusada en La Haya por crímenes de lesa humanidad y de corrupción en Houston o el propio Tribunal Supremo legítimo. ¿Y cuál es el aliciente para que esos dictadores se vayan? Solo la presión. Los juzgamientos que penden sobre ellos son demasiado graves. Los crímenes de lesa humanidad no prescriben, los casos de corrupción son demasiado grandes. Toda la corrupción de Odebrecht son 800 millones de dólares en comisiones, cualquier negocio de Pdvsa son 1.500 millones. Eso es lo disparatado de la corrupción del régimen.
– ¿Hay algo que hubiera querido hacer en la crisis de Venezuela y no pudo?
– Los instrumentos políticos y jurídicos que tiene la organización han sido utilizados casi en su totalidad. Incluso los sistemas de sanciones del TIAR. Tenemos la potestad de declarar la ilegitimidad de determinado gobierno o la alteración del orden constitucional, también de impulsar denuncias de crímenes de lesa humanidad o de lucha contra la corrupción. Todo esto ha sido utilizado y llevado al máximo que esta normativa da. La organización ha cumplido con sus objetivos, y por eso el régimen ha sido declarado ilegítimo por la OEA. Cambiar el régimen no está en la normativa de la organización. Si no se cumple se lo suspende del sistema interamericano, que es la máxima pena prevista.
– Henrique Capriles dijo recientemente que Juan Guaidó «se acabó», que «está fundido». ¿Qué opina sobre esa afirmación de Capriles?
– Yo no puedo discutir con ningún político del hemisferio, yo no puedo opinar sobre eso. Sí debo elogiar el trabajo del presidente encargado Guiado, por una sencilla razón. Levantó expectativas muy altas de democracia en Venezuela. Pretendíamos que Guaidó solo se enfrentara a un régimen que disponía de miles de millones de dólares y un aparato represivo y sanguinario, con capacidad de avasallar las garantías y las libertades más esenciales que pueden existir. Con la capacidad de atentar contra la vida y la libertad de las personas, y lo hemos dejado prácticamente solo enfrentándose a ese régimen, y vemos que ni siquiera con la ayuda de Capriles. Podemos recriminarnos a nosotros mismos, pero nunca a Guaidó, que se ha jugado el pellejo enfrentándose a una dictadura completamente sobrepasado en medios en una proporción infinita. Mi reconocimiento por su discurso siempre claro en defensa de la redemocratización de su país.
– El Tribunal Penal Internacional (TPI) ve delitos de lesa humanidad en Venezuela, que es lo que la OEA venía denunciando. ¿Cuán satisfecho está con ese paso del TPI?
– La justicia es el mejor instrumento para restablecer la democracia en Venezuela. Ya sea la internacional para los delitos de lesa humanidad, así como diferentes jurisdicciones para narcotráfico y corrupción. Si la justicia, con sus tiempos, puede alcanzar los resultados cumpliendo con el Estado de derecho, la justicia nos puede limpiar de dictadores. A veces la justicia llega cuando los dictadores no están en el poder, hoy creo que cabe la posibilidad de que se haga justicia con los dictadores aún en el poder.
Fuente informativa: Infobae.& ;
Para leer la entrevista& ; completa, ingrese a Infobae.& ;