martes, 5 noviembre 2024
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Jorge Roig: Cambio depende de transición

Ana Uzcátegui – LA PRENSA de Lara – A pesar de que Venezuela registra una debacle económica por el cierre del 65% de sus industrias en los últimos 20 años, el empresario y expresidente de Fedecámaras, Jorge Roig es optimista al asegurar que la recuperación del aparato productivo será automática, una vez se dé un cambio de gobierno. Considera que el chavismo está perdiendo fuerza interna y respaldo de sus aliados China y Rusia, quedando cada vez más aislado. Cree que esta condición lo obligará a retomar el diálogo abandonado de Noruega, y a recurrir a un acuerdo aceptado por todos los actores.

¿Qué nivel de colapso presenta la producción del país y las empresas?

Estamos viviendo en una de las economías más terribles de la historia republicana y en este momento tenemos los peores indicadores económicos quizás del planeta. La situación era predecible. Han desaparecido más de siete mil industrias de 11 mil que habían, y las pocas que quedan están trabajando al 20 % de su capacidad. De los establecimientos empleadores han desaparecido casi 400 mil, a eso se le suma la necesidad de la población, que no encuentra los productos esenciales para vivir.

¿Si hay un desastre económico, cómo explica que todavía haya empresas produciendo?

Están subsistiendo. La debacle ya llegó, una empresa no está hecha sólo para subsistir, eso es un pésimo indicador. El mantenerse y subsistir es una obligación, porque cerrar una empresa y volverla a abrir es mucho más complejo. Muchas empresas han decidido estar a media máquina, vender poquito o solamente a algunos clientes especiales, prefieren eso, a cerrar completamente. El sector industrial y el de construcción son los más golpeados. El sector comercio todavía está con algo de vida, así como las telecomunicaciones, han hecho pequeñas inversiones y siguen de alguna manera.

¿Cuánto tiempo tomará reconstruir a Venezuela y recuperar su aparato productivo?

La recuperación económica es muy rápida. Haciendo las cosas bien, en dos o tres años se puede tener un país compitiendo con estándares internacionales. La reconversión económica tiene que comenzar inmediatamente. Apenas haya un cambio político que genere las condiciones favorables empezará a haber dinero y gente interesada en invertir, y el solo hecho de irse recuperando el proceso económico, producirá abundancia para todos. Creo que va a ser mucho más lento la recuperación de reencontrarnos como sociedad, como país, en un procesos de transición.

¿Siendo miembro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), qué relevancia tiene el informe que esta organización ha publicado sobre la condición laboral en Venezuela?

La OIT no es una organización ni de derecha, ni capitalista. Es un informe contundente contra el gobierno de Venezuela, que devela las violaciones en materia de convenios internacionales; en materia de persecución de líderes sindicales; imposición de un salario mínimo sin la debida consulta, y que denuncia la falta de diálogo social. Lo que puede hacer el gobierno nacional es cumplir o no cumplir. Si no lo cumple, seguirá quedando aislado del mundo. Tiene tres meses para dar sus alegatos y un año para cumplir las recomendaciones.

¿Usted en el 2017 participó en un diálogo con el gobierno, qué dificultades han tenido esos diálogos que todos han fracasado?

No creo que hayan fracasado porque a raíz de que no se obtuvo un acuerdo en República Dominicana, de alguna manera la oposición se revitalizó. La gente empezó a creer en ella, luego la gente no asistió a votar y apareció la figura de Guaidó, reconocido por más de 60 países, entonces hay que ver las cosas en la perspectiva completa. Yo me atrevo a asegurar que el diálogo no está cerrado, aunque se han levantado de la mesa los dos actores. El acuerdo de transición que aprobó el Parlamento el martes, es una vía sensata porque plantea la separación del poder de Guaidó y Maduro, un gobierno de transición y unas elecciones libres, y yo creo que ahí está la base para un nuevo acuerdo nacional, independientemente que se haga en Guasdualito, en Barbados, en Noruega.

¿Ha sido ingenua la oposición al negociar con el gobierno?

Las cosas no se pueden ver como una fotografía sino como una película. La fotografía en un momento dado, puede hacer ver que el gobierno está ganando oxígeno, pero la realidad es que cada día está peor. Cada día tiene más contradicciones, más sanciones. Sus socios los están abandonando, como Rusia, China que no se quiere tomar la fotografía con ellos. Rusia le acaba de decir a Maduro que tiene que negociar con la oposición, China ya retiró sus inversiones. Lo único que sí es verdad, es que el gobierno sigue en el poder absoluto, pero eso a costa del sacrificio de todo un pueblo.

¿Habló usted de las sanciones, han servido de algo las impuestas contra el gobierno, porque Cuba ha podido vivir con ellas por 60 años?

Cuba no tiene ni la importancia geopolítica, ni el tamaño, ni el interés que tiene Venezuela en el mundo. En este momento el sistema populista del país, es un virus que contagia al continente y representa un gran peligro, por eso es que están todas las alertas disparadas y bueno, no es lo mismo que le pase esto a Nicaragua o a Cuba, que lo que pasamos en Venezuela.

¿Qué opina del diálogo que ha suscrito el gobierno con cuatro partidos minoritarios de la oposición. Le ve alguna perspectiva de éxito?

A ese diálogo no le veo futuro. Quizás lo único que pueda hacer ver son algunas victorias, como unos presos políticos que puedan soltarse a raíz de la conveniencia que tiene el gobierno de evadir una presión que tiene evidentemente en el país, y se sienta con una oposición que le es más flexible a su planteamiento, pero el país está clarísimo en cuál es la verdadera oposición y no aceptaría ningún acuerdo que saliera de esta mesa de dormitorio que ha creado el gobierno venezolano.

 

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