Daimar Díaz | LA PRENSA DE LARA – Hoy, cuando se celebra el Día de los Fieles Difuntos, son muchas las tumbas de los cementerios, Nuevo y Bella Vista, que no lucirán los grandes ramilletes de rosas como ofrenda de sus familiares, pues una sola rosa se cotiza en 1 dólar y un ramillete sencillo cuesta 2 verdes.
Larenses que acostumbraban ofrendar a sus difuntos lo piensan dos veces antes de cumplir con la tradición, pues un ramillete de aster, que es la flor preferida por los guaros, se vende en un millón 500 mil bolívares, mientras que una sola cala se ubica en tres dólares. El girasol, que representa la unión, la fe y el amor, muy usada como ofrenda entre parejas, cuesta 2,5 dólares cada uno.
Según comentan los comerciantes de las floristerías y los ambulantes, este año las ventas de flores han ido en picada, pues para estas fechas los encargos de ramilletes o coronas para el 2 de noviembre eran comparables con los pedidos del día de los enamorados y de las madres, fechas en las cuales tenían que contratar trabajadores adicionales para darse abasto y cumplir con sus clientes.
«En años anteriores había tres fechas específicas en el que habían muchísimos pedidos, tantos, que hasta perdíamos la cuenta; el 14 de febrero, el Día de las Madres y para el Día de los Difuntos, pero ahora son escasas las personas que se han acercado en busca de estos detalles», manifestó Yoleida Moreno, quien desde hace 40 años se ha dedicado al oficio de ventas de arreglos florales.
Inseguridad
La falta de seguridad en los cementerios es otro de los factores que los limita a la hora de llevarles una rosa a sus familiares o seres queridos porque temen ser atracados durante su visita a los camposantos.
Otros comentan que poner un ramillete grande en la tumba es sinónimo de que en pocas horas será hurtado. «Siempre había tenido la tradición de llevar flores a la tumba de mi papá en el día de muertos, pero no pasa ni un minuto cuando uno se separa de la tumba y ya se las han llevado y la verdad la situación no está como para perder el dinero de esa manera», manifestó Olga Mendoza, vecina de Santa Isabel.
Hay quienes prefieren visitar la tumba, encender una vela y elevar una oración.