miércoles, 6 noviembre 2024
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Vecinos y comerciantes lidian con el desorden en las colas de gasolina

María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- Las colas son sinónimo de agotamiento, estrés y penurias para los conductores, pero ahora resulta, que para los vecinos y comerciantes también lo son, pues a diario tienen que enfrentarse a la bulla en plena madrugada y hasta mal olor porque quienes esperan poder surtir orinan y defecan en los frentes y portones de sus casas.

La escasez de gasolina que registra el país obliga a los conductores a permanecer hasta más de 20 días en la cola, período en el cual las calles y carros los han adaptado a un «segundo hogar», donde no sólo duermen y juegan una partida de dominó, sino que han llegado al extremo hasta de lavarse los dientes en plena calle y tirar restos de comida. Eso, para los que viven en las zonas adyacentes a las bombas ya se está convirtiendo en un dolor de cabeza.

Jadio Cortez, quien tiene su negocio en Pueblo Nuevo es víctima del desorden que deja la cola de El Tamunangue. Dice que todas las mañanas hay un olor desagradable proveniente de orina y heces que dejan en la acera. «Tengo que gastar en cloro, jabón y desinfectante porque a diario tengo que lavar para espantar los malos olores que son insoportables», dijo.

Hay quienes orinan en envases plásticos, pero la tiran en cualquier parte o los dejan entre las cercas de las casas u orillas de las santamarías. Las sedes de Civil y Agronomía de la UCLA también se han convertido en un baño público.

Los comerciantes que trabajan con comida dicen que les afecta el doble, pues temen que algún producto se les contamine con las moscas que se proliferan por las heces y los escupitajos, algunos con chimó. A este problema se suma que la cola le quita espacio para estacionarse a los clientes del negocio.

Armando Carmona, quien es otro comerciante dijo que él tiene un carro de carga pesada y a veces no puede ni siquiera estacionarlo en frente del negocio para descargar mercancía, por lo que tienen que colocar cajas para que no le bloqueen el espacio, pero a veces es complicado, porque muchos de los conductores amanecen y cuando ellos abren ya están en la cola.

Los vecinos señalan que las noches también son un dolor de cabeza. Los conductores que están en cola conversan unos con otros y a veces no los dejan dormir. A eso se le agrega que cuando llega el fin de semana algunos hasta toman bebidas alcohólicas a pesar que está prohibido y colocan música a alto volumen, lo que hace que sean más personas las que se reúnan en cualquier esquina de las calles.

Habitantes de la avenida principal Los Crepúsculos son otras víctimas del desorden de la cola de la bomba La Sierra. En esa zona, reportan los vecinos, el irrespeto ha llegado a un punto tan álgido que varias parejas han sido encontradas dentro de los vehículos manteniendo relaciones sexuales.

Los afectados también reportan que los choferes que apartan puestos en las colas usan cauchos viejos o piedras grandes, pero una vez que la fila se mueve, apartan el objeto y lo dejan en las aceras.

 

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