Rafael Piña | LA PRENSA de Lara.- Vivir lejos del lugar de trabajo o hacer compras de alimentos se ha complicado para muchas personas en estos días de cuarentena social por el COVID-19, quienes ante la falta de transporte público se han visto obligados a desempolvar sus bicicletas y recorrer kilómetros para llegar a sus destinos.
El caso del señor Luis Visla es desgarrador, él vive en Las Tinajitas y padece de un problema en la cadera, lo cual le dificulta caminar bien y para apoyarse debe usar una muleta. Todos los días fielmente sale de su casa a las 6:00 de la mañana, se monta su bolso tricolor en sus hombros, agarra su bicicleta y en su pecho se coloca un mecate para amarrar la muleta, de allí recorre toda la avenida El Cementerio y la Florencio Jiménez para llegar a su trabajo en Andrés Eloy Blanco, donde se desempeña como vigilante. «Así como Dios nos pone pruebas, también tiene el poder para sacarnos de esto», dijo mientras pedaleaba por la Florencio Jiménez.
En unas calles desoladas de carros por falta de gasolina, es común ver personas montadas en sus bicicletas con la misión de llegar a sus trabajos sin tener que pasar horas en la espera del Transbarca. Otros prefieren pedalear con la intención de comprar comida o mantener la rutina de ejercicios.
Carlos Gutiérrez, quien vive en la urbanización Rafael Caldera, al oeste de la ciudad, sale en bicicleta para hacer sus compras. Comentó que sale de su casa a las 7:00 de la mañana con destino al centro de la ciudad para buscar comida cuando en su casa ya se acaban las reservas.
«Lo único bueno es que con la bicicleta me echo 45 minutos para ir al centro, en cambio si me voy caminando son hasta dos horas», señaló. Además, recalcó que su camioneta la tiene accidentada por falta de cauchos y tuvo que vender 20 litros de gasolina que tenía en el tanque de su camioneta para poder comprar comida.
La preocupación para las personas que están utilizando sus bicicletas para trasladarse a cualquier punto de la ciudad es que las piezas como cauchos y tripas, que son propensas a desgastarse por los recorridos, se revienten y tengan que hacer el gasto adicional de comprar la piezas o mandarlas a reparar. El precio promedio de un caucho rin 20 está en 10 dólares y muchos no tienen el dinero debido a que no están trabajando por el confinamiento por el Covid-19.
En Cabudare también se ve el fenómeno donde muchas personas agarran la avenida Ribereña para hacer compras en Barquisimeto o para llegar a sus puestos de trabajo como centros médicos y comercios autorizados.& ;
Servicio colapsado
Otro de los motivos que llevan a las personas a trasladarse en bicicleta es que las unidades de Transbarca, único medio de transporte habilitado para funcionar en la cuarentena, no cubren la demanda de pasajeros a diferentes destinos, lo que incrementa colas en las paradas y motiva a las personas a irse caminando o trasladarse en bicicletas, patines, monopatines o patinetas.
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