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Zona del crimen: violencia familiar termina en dantesco asesinato

Euseglimar González | LA PRENSA DE LARA.- La imagen sigue viva en la memoria de los larenses. Los pedazos del cuerpo de Yennifer Bonilla Bonilla estaban dentro de dos tobos y tres bolsas negras en la nevera de su casa. Su pareja sentimental convivió con el cadáver durante seis días luego de cometer el atroz crimen que estremeció a la población hace casi ocho años en Quíbor municipio Jiménez. Habitantes de la urbanización Don Flores aún recuerdan cada segundo de como fue su hallazgo.

A Yennifer de 28 años, la mataron el jueves 9 de mayo de 2013, pocos días antes del día de las madres. Sus planes, ver crecer a sus cinco hijos y seguir siendo una «guerrera» como le decían, se esfumaron, luego que su pareja la asesinó de un machetazo, la picó en pedazos y guardó sus restos en la nevera.

Williams Antonio Colmenárez Linares, pareja de Yennifer y de 36 años, fue la mente macabra de un crimen que comenzó con frecuentes discusiones que incluían golpizas. El hombre habría planificado todo, incluyendo donde esconder el cadáver. Durante los seis días posteriores al asesinato se mantuvo sereno y hasta iba a trabajar. De resto, pasaba el día en la casa con el hijo que Yennifer le parió, un bebé de un año que no tenía idea que el cuerpo de su madre estaba en la nevera.

Espeluznante

Williams creyó que pasaría desapercibido, pues sabía que los familiares de Yennifer vivían en zonas retiradas de Don Flores y no los visitaban con frecuencia.

Pero pasaron los días y la familia de Yennifer comenzó a preocuparse porque no sabían nada de ella. Una prima tenía un mal presentimiento pues no le contestaba las llamadas y los mensajes de texto que le llegaban no parecían ser escritos por ella. El día de las madres no fue a la casa materna y eso causó más intriga, por lo que el papá de la joven decidió trasladarse a Don Flores para saber qué pasaba.

La noche del miércoles 15 de mayo, seis días después del crimen, el padre tocó a la puerta de la casa donde vivía su hija, pero nadie respondió. Sospechando que algo malo había ocurrido, se armó de valor y decidió entrar por el techo. Pensó conseguir a su hija amarrada en una cama, por lo que caminó hasta el cuarto pero no había señales de Yennifer y todo estaba en orden.

El papá revisó toda la vivienda junto a su sobrino y cuñado, cargaban una linterna, porque no sabían dónde quedaban los interruptores, jamás habían entrado a esa casa. Con las linternas divisaron el interruptor de la cocina, y al encender la luz, un instinto paterno lo llevó a abrir el freezer de la nevera. Allí vio una bolsa negra que rompió con un cuchillo y en cuyo interior observó una carne de color blanca.

En ese momento no logró identificar que se trataba de un cuerpo humano, pero se percató que un mecate amarraba la puerta de la nevera lo que le pareció extraño. Al abrirla lo primero que vio fueron las manos de su hija metidas dentro de un tobo.

Con una profunda tristeza y envuelto en llanto, el hombre continuó revisando y se percató que en la nevera estaban los restos de su hija, excepto la cabeza. El dolor se acrecentó cuando supo que el presunto homicida había desaparecido de la escena y su pequeño hijo lo había dejado a cargo de una vecina.

«Ese caso no solo se recuerda en Quíbor, es un caso que conmocionó a todo el estado Lara. Una noticia que dio la vuelta al mundo por la forma tan macabra en la que le quitaron la vida a esa mujer«, comentó una vecina de la comunidad.

El viernes 17 de mayo, unos niños estaban jugando en el sector Las Malvinas, en las afueras del campo de softbol cuando vieron una bolsa negra, creían que se trataba de la cabeza de un chivo pero al acercarse, supieron que era de un humano.

La angustia y el dolor en la familia seguían creciendo, cuando llegaron al sector corroboraron que se trataba de la cabeza de Yennifer.

Era él

Williams se hacía pasar por Yennifer por celular. Su prima estuvo escribiéndole y llamándola por seis días continuos para saber de ella, pues no había ido a su casa en el barrio Bolívar de Quíbor.

Desde el número celular de Yennifer solo salían mensajes, pues las llamadas no las contestaban, se debía a que era Williams quien tenía en su poder el móvil.

«Supe que la de los mensajes no era ella porque Yennifer no tenía errores ortográficos, además no escribía con K donde iba la Q», dijo la prima de la víctima.

LA PRENSA pudo obtener las imágenes de los mensajes que respondía el hombre. La prima le pedía que le devolviera la llamada pues estaba segura que alguien más respondía por ella.

Las experticias

Todo apuntaba a que la pareja de Yennifer era el presunto homicida, pero los funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc continuaron con las experticias para lograr resolver el caso. Lo primero que hicieron fue volver a la casa en donde encontraron los restos de la dama, pues esta vez iban a realizar la prueba de luminol, técnicas bioquímicas forenses utilizadas en la investigación forense.

A simple vista, la casa donde fue hallada descuartizada Yennifer estaba limpia y no había ni una gota de sangre. Solo en la nevera se vio fluido sanguíneo, pero cuando los funcionarios aplicaron la prueba de luminol en otras áreas de la casa, las manchas fosforescentes determinaron que hubo sangre en la cocina y en el cuarto.

Tras matar a la dama, el homicida procedió a cortarla por partes, brazos, piernas, manos, pies y cabeza. Para ese año, LA PRENSA pudo conocer que los cortes que tenía Yennifer se hicieron por la unión de los huesos, esto quiere decir que el matón primero ubicó las partes blandas del cuerpo, las extendió con su fuerza bruta y comenzó a rebanar.

El cuerpo de Yennifer tenía un aproximado de 9 cortes y de los pedazos «picados» ninguna parte ósea fue tocada.

Huyó a la montaña

La pareja de Yennifer desapareció. Durante los días que el Cicpc estaba en Quíbor las personas no lo vieron más y no iba al trabajo. Lo único que dijeron varios conocidos del hombre era que lo habían visto con un mototaxista que lo había llevado a agarrar un transporte público y de ahí no supieron más.

Williams decidió ocultarse la montaña y así poder pasar desapercibido. El hombre hablaba muy poco y no mostraba agresividad, de hecho vecinos y familiares de la víctima, contaron que él era una persona discapacitada luego de tener un accidente de tránsito.

Las investigaciones llevaron a los funcionarios al municipio Andrés Eloy Blanco. En una vivienda de bahareque, en el caserío Miracuy, a hora y media de Sanare, agentes de Polilara detuvieron a Williams que no opuso resistencia ni intentó huir. En la casa estaba acompañado de un amigo que le brindó abrigo, pero no fue detenido por no estar involucrado en el caso.

Fuentes policiales destacaron que tras ser capturado, William, presuntamente, confesó su crimen y habría dicho a las autoridades: «Sí, yo la maté porque me tenía obstinado».

Golpes y gritos

Yennifer sufría de violencia doméstica. Vecinos de la urbanización contaron que siempre escuchaban gritos y hasta golpes, más que todo era cuando ambos tomaban bebidas alcohólicas los fines de semana.

Los vecinos de Yennifer y Williams detallaron que Yennifer «no se dejaba de él», pues las agresiones eran mutuas. Presumen que desde el momento de esas peleas el homicida comenzó a planificar su crimen.

Para ese momento se supo que desde hace poco más de un año, la pareja se había separado, pero vivían bajo el mismo techo. Ella dormía en el cuarto con el niño de un año y él, al parecer, en la sala.

La ira y la maldad los dejó sin una mamá

La ira y la maldad no tuvieron límites. Al homicida no le importó dejar a cinco jovencitos y niños sin su madre, ni siquiera el hijo de ambos, que solo tenía un año y medio.& ;

Cuando murió Yennifer Bonilla, de 28 años, el mayor tenía 14 años, mientras que los otros tenían 12, 5, 4 y 1 año y medio. Se supo que los niños quedaron a cargo de su abuela, quien residía en un sector de Guadalupe, municipio Jiménez.& ;

Yennifer era la mayor de siete hermanos, siempre estaba atenta a sus padres y con su familia. Iba para el «campo» a visitarlos y días antes de su atroz crimen, tenía planeado ir a la casa de sus padres para compartir con sus familiares.

«Ella ya había planificado ir a la casa por eso nos extrañó que no llegó», dijo un familiar.

Tiene casi ocho años tras las rejas

Williams Colmenares Linares (43), señalado por el homicidio de Yennifer Bonilla (28), se encuentra detenido. Para el año en el que ocurrieron los hechos, se supo que el hombre iba a ser trasladado a la Penitenciaria General de Venezuela (PGV).

Para ese momento la fiscal 3°, Blanca Perla Gutiérrez, imputó al hombre por la presunta comisión del delito de homicidio calificado.

Un año después de la muerte de la dama, medios regionales destacaron que la audiencia preliminar no se había celebrado.

 

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