Alias el «Emilio» fue un delincuente que causó terror en El Tocuyo porque formaba parte de la extinta banda de el «Orejón» que se dedicaba al robo, extorsión y homicidio.
Emilio Pérez Carrasco, conocido también como «Millo», inició su carrera delincuencial en El Bosque de El Tocuyo, donde creció junto a su familia, lugar en el que también se planificaron múltiples homicidios y atracos.
Este delincuente decidió unirse a la banda de Roberth el «Orejón» y comenzó a cometer sus fechorías, al principio sólo robaba, pero con el pasar de los años fue agregándole a la lista de registros policiales otros delitos hasta llegar a teñirse las manos de sangre.
El «Emilio» le seguía los pasos al «Orejón», a quien no le temblaba el pulso para matar. Se metió al mundo hamponil desde que tenía unos 18 años de edad.
El líder de la banda criminal era «Roberth, el Orejón» y le seguían Giovanny Antonio Orellana, alias «Yova» y el «Emilio» que fueron unos de los delincuentes más sanguinarios que tuvo el estado Lara y que derramó más sangre en El Tocuyo, entre los años 2010-2016.
El «Emilio» por años trató de mantenerse bajo perfil para evitar ser atrapado por los cuerpos de seguridad. En los delitos no actuaba solo, siempre iba acompañado del «Yova» u otros miembros de la banda que tenía fuertemente azotados a los agricultores y habitantes con robos y extorsiones con cobro de «vacunas».
En muchas de las extorsiones que cometieron los delincuentes hubo homicidios, pues quien no les pagaba eran asesinados.
A estas extorsiones también se le unieron los sicariatos. La banda se dedicaba a las muertes por encargo y además tenían rencillas con el «Catire», otro hampón pesado de El Tocuyo y que no quería que él se apoderara del municipio Morán y zonas montañosas de municipios vecinos.
El nombre de Emilio comenzó a sonar no sólo en El Tocuyo, sino también en los despachos del Cicpc, quienes investigaban los múltiples delitos que se cometían en Morán y que en su mayoría eran cometidos por la banda.
Fue en el año 2011 cuando el hombre presentó su primer antecedente por la Delegación del Cicpc de Barquisimeto, por el delito de droga.
Justamente ese mismo año, pero el 4 de diciembre, detuvieron al «Emilio» y su compinche «Yova», para ese momento les imputaron como delitos ocultamiento de droga, ocultamiento de arma de guerra, aprovechamiento de cosas provenientes del delito y asociación para delinquir.
Las comisiones del Cicpc continúan tras la pista de los demás integrantes de la banda y querían dar con el cabecilla y fue así como 20 días después de la detención de Emilio y «Yova» lograron capturar a «Roberth, el Orejón».
El delincuente fue detenido por funcionarios de Polilara, quienes lo trasladaron hasta el comando general para iniciar su proceso de imputación por todos los homicidios que cometió. Aunque con esta captura los residentes de El Tocuyo creían que el terror se había acabado, no fue así.
Dos meses después, en febrero de 2012, fueron liberados el «Emilio» y «Yova», a pesar de todos los delitos de los que eran acusados. Les dieron medida de presentación cada ocho días y la prohibición de salida del país.
Esto hizo que ambos se «fortalecieran» y continuaran operando en Morán, pero esta vez el líder era «Yova» y el segundo al mando el «Emilio».
Los homicidios en El Tocuyo comenzaron a incrementarse. Ambos se desplazaban en motos y si veían a miembros de la banda enemiga les disparaban sin piedad.
Los habitantes comentaron que para esos años, sólo se veía fuerte despliegue policial cuando ocurrían homicidios, pero luego de dos días se retiraban dejando a la población «desprotegida».
El «Emilio» comenzó a salir en la lista de los delincuentes más buscados en el estado Lara en las carteleras del Cicpc. Tenía solicitudes por el Juzgado Primero de Juicio de Lara por el delito de homicidio intencional.
A «Emilio» no sólo lo buscaban por robo y extorsiones, sino también por homicidios. La cacería de los funcionarios del Cicpc inició y querían acabar con la banda que le estaba dando dolores de cabeza.
Primero lograron ubicar al «Yova». En junio de 2014, el Cicpc lo buscaba por siete crímenes que había cometido en sólo cuatro años, muchos de ellos tuvo como cómplice al «Emilio».
En medio de un tiroteo cayó muerto el «Yova» y en cuestiones de días el «Emilio» agarró las riendas de la banda y comenzó a mandar a sus secuaces para seguir operando en El Tocuyo.
Así estuvo liderando la banda por más de un año, pero como sabía que le estaban «pisando» los talones, comenzó a moverse de residencia. Fuentes policiales indicaron que primero se fue para zonas montañosas entre los municipios Morán y Andrés Eloy Blanco.
Así duró hasta enero que decidió salir de El Tocuyo y «enconcharse» en el municipio Iribarren.
El «Emilio» se mudó al sector Andrés Bello de El Cují, al norte de Barquisimeto, permaneció ocho meses allí. Trataba de que sus vecinos no se dieran cuenta de que era un delincuente y por la zona lo conocían era como el «vecino rumbero», pues todos los fines de semana escuchaba música a alto volumen.
Funcionarios del Cicpc lograron ubicar a uno de los delincuentes más buscados en el estado Lara. El «Emilio» llevaba ocho meses enconchado en el sector Andrés Bello, al norte de Barquisimeto.
En un intenso tiroteo, con situación de rehenes y explosión de granadas, los uniformados abatieron al «Emilio» y a dos hombres más que, supuestamente, pertenecían a la banda.
Vecinos recuerdan que ese enfrentamiento duró alrededor de dos horas y media. Escuchaban ráfagas de tiros.
Cuando funcionarios del Cicpc llegaron a la vivienda donde se «enconchaba» el «Emilio» y trataban de ingresar, fueron sorprendidos por los delincuentes, quienes les lanzaron una granada.
Moisés Porras, adscrito al Eje de Homicidios del Cicpc, quedó desorientado por el fuerte sonido de la granada, además algunas esquirlas lo impactaron, fue en ese momento en el que los delincuentes lo tomaron como rehén y metieron a la casa.
Los funcionarios continuaron con las estrategias para lograr liberar al funcionario y fue así como pudieron entrar, en medio de la balacera cayó el «Emilio», luego alias el «Yosman» y otro joven.
En medio del procedimiento, los uniformados buscaban a su compañero y fue a pocos metros que lo vieron tirado, aún estaba con vida y de inmediato lo trasladaron al Hospital Central Antonio María Pineda, pero murió después de ser ingresado.
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