Héctor Rodríguez | LA PRENSA.- El rancho donde asesinaron de forma cruel a Mirlibeth Anaís Reverol Tovar (20) está vacío. Nadie de la familia de la muchacha quiere retornar a la vivienda donde quedan rastros de sangre de la muchacha que fue, presuntamente, violada y luego asesinada en la calle 5 de Renacer Crepuscular, en la avenida Florencio Jiménez la noche del pasado 30 de diciembre.
Detalla la madre de la víctima, en un corto contacto telefónico que hizo con La Prensa, que se fueron del lugar para no recordar lo que le hicieron a “La Niña”, como la conocían entre familiares. La señora se manifestó extremadamente dolida por lo ocurrido y prefirió no aportar mayores detalles sobre la muchacha cabello negro y de tez clara.
Hasta ayer en horas de la noche, la cabeza de Mirlibeth Anaís todavía no había sido encontrada. Es el único miembro del cadáver que hace falta para que funcionarios del Cicpc puedan analizar todo el cuerpo, realizarle los respectivos estudios y entregarle el cuerpo a los familiares para que le den cristiana sepultura.
Se conoció que la comisión de funcionarios de la “petejota” que investiga esta muerte se dividió: una parte es la encargada de buscar la cabeza que presumen se puede encontrar enterrada mientras que el otro grupo de funcionarios intensifica labores de inteligencia para dar con los cuatro hampones que ingresaron al rancho donde estaba “La Niña” a quien le propinaron machetazos en los muslos, a la altura de las caderas y cortadas en las muñecas y los pies.
La cortada más larga la tenía desde la base del cuello, y culminaba cerca de la zona genital, los órganos internos quedaron expuestos. Mucho desastre había en la sala, un colchón estaba cerca de una de las paredes del rancho, al lado del cuerpo un gran charco de sangre.
“La Niña” residía en esa casa desde hace dos años. Su esposo se separó de ella y le dejó el rancho, pero la madre asegura que su hija quería mudarse desde hace un tiempo aunque no precisó porqué quería moverse de allí.