José Daniel Sequera | LA PRENSA.- Inocencia interrumpida. Un niño de apenas once años fue arrollado en Cabudare, cuando una gandola que buscaba una vía alterna por las trancas, transitó por la calle en la que jugaba.
Se pudo conocer a través de unos vecinos, que el chamito estaba a eso de las nueve de la noche jugando con otros niños con una pelota en la calle La Mata de los Rastrojos, y en un momento la pelota se les fue. El niño corrió a buscar la pelota, pero justo en ese momento pasó la gandola y lo arrolló, aplastándole la cabeza.
El conductor trató de maniobrar, pero impactó contra un poste de luz. El cuerpo del niño quedó bocabajo, con charcos de sangre por todos lados y restos de masa encefálica en el pavimento.
Por toda la bulla que se escucho, los vecinos de la calle salieron para ver que fue lo que sucedió, y se encontraron con la escena. Según un vecino que dice haber visto el accidente, el chofer se bajó de una vez para ver el estado del niño.
Habitantes comentan que el señor no venía a alta velocidad, y que hasta sonó la corneta en forma de advertencia, pero al parecer el niño hizo caso omiso.
“Él no tiene la culpa, él advirtió con la corneta, pero no fue suficiente”, dijo una señora. De inmediato, un grupo de casi 100 personas llegó hasta el lugar para ver qué había pasado.
Al sitio llegaron funcionarios de Polilara, así como de los Bomberos de Cabudare para poder controlar la situación. Casi a las 10 de la noche llegó la mamá del niño y cuando lo vio tirado, comenzó a gritar y llorar con gran desesperación.
“No, no, no, ni hijo por favor”, decía la señora. En un momento determinado, la mamá se fue contra el chofer para reclamarle por lo ocurrido, pero unos familiares le decían a ella que él no tenía la culpa, lo que ocasionó un pequeño atajaperros entre ellos.
Cuando la situación se calmó, llegaron los uniformados de la Policía Nacional Bolivariana, quienes se encargaron de levantar el cadáver y llevarlo hasta la morgue el Hospital Central Antonio María Pineda. Ayer el cuerpo fue entregado a sus familiares para darle sepultura.