Jennifer Orozco | LA PRENSA de Lara.-& ;Son 10 los reos fallecidos por enfermedades en los centros penitenciarios Fénix y David Viloria (Uribana) en lo que va de 2020. Familiares y organizaciones de derechos humanos exigen que ahora, ante el COVID-19, se les aplique la prueba de descarte y se eviten contagios ya que dentro de las cárceles y Centros de Detención Prevenida (CDP) ya hay tuberculosis y podría agravarse la situación.
La madre de un reo de Fénix, a través de una llamada telefónica, aseguró que su hijo a quien le diagnosticaron tuberculosis la semana pasada, no está aislado del resto de la población. Según ella, le han dicho que su caso no es grave y él puede permanecer en los calabozos y no en la enfermería, pero ella ahora se ve invadida por el temor al COVID-19.
«Nosotros, madres, padres, parejas e hijos de reos y reas de ambos penales nos estamos uniendo para exigir que se les haga pruebas continuas de COVID–19, no sólo de tuberculosis ya que los síntomas se pueden confundir. Una sola persona que tenga el virus dentro de la cárcel podría matar a cientos de internos que hay dentro. La atención médica ya es poca y es un derecho que ellos tienen de cuidarse y evitar el contagio de este virus», asegura la madre.
«Yo no soy médico para saber si el COVID-19 puede llegar a las cárceles y centros de detención preventiva de Venezuela, espero que no. De lo que sí estoy seguro es que, de llegar, sería una catástrofe de grandes magnitudes por las terribles condiciones en que viven las personas que están en esos sitios», aseguró Carlos Nieto Palma, director de la organización «Una Ventana a la Libertad», que se encarga de velar por los derechos humanos de los privados de libertad.
El especialista agregó que ninguna cárcel en Venezuela está preparada para enfrentar esta pandemia.