Jennifer Orozco | LA PRENSA DE LARA.- Supuesto robo terminó en muerte. Familiares del hombre que se suicidó en el municipio Urdaneta aclaran que había asesinado a un tipo que le estaba «atacando» las cosechas y los animales.
Según William Querales, padre de Wildemar José Querales Mendoza (24), quien se quitó la vida en el caserío Champulón a orillas del río Baragua, explica que su hijo estaba en el caserío Cerro Verde con sus abuelos, pues ellos tenían buenas tierras para sembrar, así que el joven se dispuso a la agricultura.
Tenía sembrado maíz, yuca, piña y otros rubros, los cuales cuidaba diariamente. Pero ya había expresado que le estaban robando las cosechas, así que al parecer montó vigilancia. Querales cuenta que suponen que Adolfo Martín Palmera (49) hombre vecino y conocido por la familia, se estaba metiendo a los terrenos a hurtar cosecha y chivos.
Wildemar ya le tenía el ojo puesto a Palmera, pero al parecer el viernes pasado la rabia fue mucha y con un palo asesinó a Palmera en Cerro Verde, dejándolo tirado en medio de una zona boscosa en la tarde.
El hombre joven bajó y le contó a algunos familiares lo que había pasado, estaba nervioso y se sentía culpable. Una familiar reportó la muerte de Palmera y los funcionarios policiales pudieron acceder a la zona el sábado en la tarde. Para el domingo en la mañana, Cicpc estaba en el sitio, levantando el cuerpo y la escena donde fue asesinado Palmera. El cuerpo estaba putrefacto y tenía rasguños de animales, por lo que se pensó que habían sido puñaladas, pero luego se determinó que fue por contusiones en la cabeza que falleció el hombre.
Al parecer en Cerro Verde ya había personas que sabían que el homicida era Wildemar, así que comenzaron a regar el rumor. El joven nervioso se fue hasta Champulón, pero se presume que la culpa le creó remordimiento, por lo que tomó la decisión de ahorcarse guindado de un árbol.
«Tenía varios meses que no lo veía porque no tenía gasolina y de casualidad se me ocurrió ir el sábado. Allá me entere que lo andaban buscando, yo quise saber dónde estaba y alcanzarlo para darle apoyo, pero él tuvo miedo de caer preso y se quitó la vida», aseguró el padre.
Wildemar dejó un hijo de 5 años en Aguada Grande.
Allegados aseguran que los ladrones en estos caserío hacen lo que quieren porque no son detenidos de inmediato, la denuncia queda en el aire y ellos se quedan robados sin poder reclamar. Exigen tener más vigilancia como cuando había patrullaje rural hace unos 5 años.