Carlos Zorrilla, el funcionario que evitó el suicidio de un joven Carlos Zorrilla, el funcionario que evitó el suicidio de un joven Euseglimar González | LA PRENSA DE LARA.- Hablar con una persona que intenta suicidarse no es fácil porque se niegan a escuchar, pero Carlos Zorrilla, supervisor jefe de la Unidad de Respuesta Inmediata (URI) del 911, no se detuvo y se identificó con el joven que estaba en el borde del piso 25 de una de las torres de El Sisal, quien rechazaba escucharlo, se tapaba un oído y se inclinaba de un lado.
Carlos recuerda ese lunes en la tarde, cuando subió a pasos apresurados las escaleras que no tienen barandas hasta llegar a donde estaba el muchacho. Apenas se identificó, le pidió a Dios que fuera él obrando durante el mensaje que quería darle a su tocayo, Carlos, el joven que amenazaba con lanzarse al vacío.
«Cuando le dije que yo también me llamaba Carlos, hubo una conexión y supe que eso lo impactó, había un nudo en su garganta y sólo repitió de nuevo su nombre«, recuerda el rescatista.
El funcionario decidió hablarle, se sentó y comenzó a decirle que la situación actual no es fácil para nadie, que todas las personas tienen problemas, que si era por dinero todos estaban en la misma situación, pero que podían salir adelante trabajando y que si era por problemas familiares, también se solucionarían.
El rescatista no recuerda cuánto tiempo duró negociando con el muchacho, pero sí sabe que lo único que lo mantenía allí era esa fuerza que sólo Dios le estaba dando e indicó que fue Dios que habló a través de él. Poco a poco se fue acercando al joven, estaba arrodillado y no dejaba de hablarle, no quería que esas «voces» que lo estaban atormentando causaran el suicidio.
En medio de su relato, dice que lo que quería era correr a abordarlo y abrazarlo para evitar que el «enemigo» se lo arrebatara, pero sabía que si lo hacía caerían los dos.
Cuando el rescatista se dio cuenta de que ya no era él quien habla, sino que era Dios, le dijo que mirara al cielo, que Dios lo estaba viendo y escuchando.
Con voz entrecortada, recuerda cuando le dijo «no te estoy mintiendo», pues decía que muchas palabras de ese mensaje, que para él fue Dios, reconfortaba a ambos, «Dios nos habló esa tarde».
El Supervisor Jefe de URI llegó al lugar por casualidad, estaba pasando por las torres de El Sisal y le llamó la atención cómo una muchacha usaba un celular y tomaba una foto hacia una de las torres, entonces se detuvo. Al observar, pudo notar cómo el muchacho estaba en el último piso y sin pensarlo dos veces corrió, a medida que iba subiendo los escalones, en medio de la desesperación comenzó a pedir ayuda a sus compañ;eros.
Al sitio llegaron funcionarios de Polilara, PNB, URI, además de paramédicos de la red de ambulancias. Quienes estaban atentos al rescate y un grupo de policías decidieron subir para ayudar a Carlos.
El funcionario Carlos no quiere que lo reconozcan como un héroe, quiere es que todos entiendan que no hay que perder esa esencia de sensibilidad humana y que las personas no vean a los funcionarios como represivos.
Ocurre el milagro
«No quería decirle palabras que lo traumaran, comencé a describirle todo su alrededor, que el viento pegaba en su cara, que así como no sabemos de dónde viene y a dónde va el viento, así estaba Dios escuchándolo«.
Luego de minutos, el funcionario le dijo que ya estaba cansado y que le iba a dar la mano. El joven se giró y de inmediato le dio la mano, lo que hizo el rescatista fue halarlo hacia él y el muchacho lo miró a los ojos.
«¡;Listo, estoy vivo, perdón!», fueron las palabras que dijo el joven cuando el rescatista lo haló, inmediatamente cuatro funcionarios lo abrazaron, mientras él lloraba.
Al joven lo trasladaron hasta el Seguro Pastor Oropeza, donde fue evaluado por los médicos y confirmaron que el paciente requería de ayuda psiquiátrica.