Gabriel Grisanti | La Prensa-. Nuevamente los privados de libertad que se encuentran en los calabozos de la Policía Nacional Bolivariana en el sector Pata ’e Palo pusieron a correr a sus funcionarios, cuando ayer en la noche optaron por cortarse entre ellos mismos.
Ni familiares ni algún otro vocero policial suministró información sobre la situación de todos los detenidos, ni cuántos fueron los que se provocaron heridas en piernas, brazos y abdomen.
Funcionarios de la PNB en motos y camionetas sacaron un primer grupo de ocho detenidos del puesto de Pata ’e Palo directo al Hospital Central Universitario “Antonio María Pineda” para que fueran atendidos y suturados.
Al llegar a la emergencia, les dijeron que no podían recibirlos, aparentemente por falta de insumos.
A partir de allí, comenzó la carrera para los uniformados de ubicar el centro asistencial en el que pudieran recibirlos: salieron volados al Ambulatorio Tipo III “Daniel Camejo Acosta”(del Oeste) y tampoco los aceptaron.
Finalmente, aterrizaron en el Hospital IVSS “Doctor Pastor Oropeza Riera” donde sí les dieron entrada uno por uno, a partir de las 8:20 pm. En los alrededores de la sede de Pata ’e Palo, familiares de otros privados de libertad aguardaban sentados en la esquina, montando guardia por si se daban otros traslados a centros de salud.
Reclamos siguen
Los privados de libertad de la Policía Nacional Bolivariana insisten en sus exigencias.
Consideran que, sin importar cuales fueron los delitos cometidos, deben recibir un trato más humano por parte de los funcionarios y responsables del puesto.
La requisa rutinaria que se efectuó el miércoles en la mañana, el maltrato físico constante en su contra y la incomodidad de madres y esposas cuando son revisadas de cabo a rabo antes de visitar a los internos fueron los detonantes de esta situación que aún sigue tensa.
El resguardo policial en los alrededores se mantenía ayer, después de las 9:00 pm. Se espera que hoy, a través de los familiares se tenga certeza del número de privados cortados.