Euseglimar González | LA PRENSA.- Dos jóvenes fueron asesinados ayer en la madrugada en Indio Manaure. Los chamos estaban tomando alcohol y tras una discusión con otros tipos los asesinaron.
Naudy Mendoza Colmenárez (28) alias el “Pelambre” y Melvin Felipe Molleja Montenegro (26) estaban compartiendo en el porche de la casa de Melvin. Relatan los familiares que desde el viernes en la noche estaban los jóvenes, pero a las 2:00 de la madrugada de ayer llegaron unos tipos a discutir con Naudy.
Sentado en una silla de colores rojo y blanco con el cuerpo hacia delante quedó Naudy. Le dispararon en la cabeza, por la parte de atrás, debajo de la silla había un charco de sangre. Mientras que Melvin quedó sin vida a una cuadra de la casa. Este hombre quedó bocarriba con una herida en la cabeza. Los zapatos de Melvin estaban llenos de sangre.
El viernes en la noche, Melvin estaba trabajando en su casa. Él era espiritista y al finalizar su rutina se sentó a tomar como lo solía hacer los fines de semana.
“Él estaba tomando solo y después llegó Naudy. Todo estaba tranquilo, pero yo no podía dormir, salía a cada rato para ver qué estaba haciendo Melvin y después me fui a acostar”, contó Melvin Mendoza, padre de Melvin Felipe.
Unos tipos llegaron a la casa y comenzaron a discutir con Naudy, Melvin estaba sentado frente a él, en eso uno de ellos sacó una pistola y le disparó a Naudy. Alarmado por los dos disparos que se escucharon en la casa, el padre de Melvin salió y vio al hombre muerto en la silla, mientras que Melvin estaba parado.
“Mataron a Naudy, lo mataron”, le decía Melvin a su papá, relata el padre que él le dijo a su hijo “vente para acá, quédate aquí”, pero el joven no le hizo caso.
Melvin se fue caminando hasta la esquina y se regresó, le volvió a repetir al papá “mataron a Naudy” y se regresó de nuevo a la esquina de la casa.
“Pasaron 10 minutos y Melvin no regresaba, no sé qué se hizo. Estábamos preocupados por él, en ese momento un vecino nos grita “aquí hay otro muerto’, dijo con tristeza el padre.
Cuentan que después de las dos detonaciones no se escuchó más nada. “Era mi muchacho, era Melvin que lo habían matado, estaba tirado, botaba sangre por el oído”, decía con los ojos llenos de lágrimas el papá.
Vecinos contaron que después de las dos detonaciones escucharon el motor de una moto y llamaron a Polilara.