viernes, 22 noviembre 2024
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Los carrerearon

Edy Pérez/LA PRENSA.-  “Auxilio ayúdenme” repetía a gritos Yurkis Bastida (24) mientras se desangraba tirada en el piso. A un metro de ella, muerto, estaba su hermano de 17 años. La gente del sector la cargó, la metió en una patrulla policial y de inmediato la llevaron al Pastor Oropeza.

Eran las 12:15 del mediodía de ayer. Cuentan algunos vecinos que vieron a Yurkis y a su hermano correr por el callejón. De repente, un tipo se bajó de un Toyota Corolla azul y les empezó a disparar.

Primero se escucharon dos tiros y luego una ráfaga, más de 10 detonaciones. El hombre se volvió a montar en el carro y arrancaron hacia la vía principal del Barrio San Francisco por dónde desaparecieron.

Entre comentarios se escuchó la hipótesis que los hermanos Bastidas iban en el Corolla con tres tipos más. Supuestamente, los asesinos se metieron en el callejón, les ordenaron que se bajaran del vehículo y que corrieran.

Ellos hicieron caso, empezaron a correr y uno de los pistoleros se bajó, los carrereó y les propinó varios tiros. El joven quedó muerto en el acto mientras que la muchacha perdió mucha sangre pero fue llevada muy rápido al seguro en dónde la operaron.

El cuerpo del chamo estaba bocarriba. Cargaba bermudas de cuadros blancos con naranja, una franela oscura y zapatos de goma. El hombre tenía un koala negro y debajo de su cuerpo estaba una gorra beige.

A un metro de él estaba un charco de la sangre que derramó Yurkis y encima un Blackberry con un forro morado. A lo largo del callejón se contaron seis conchan calibre 9 milímetro y un proyectil.

Al momento que fueron a operar a Yurkis los médicos encontraron en su bolso 2 mil 500 bolívares en billetes de 100 y una porción de presunto perico. La muchacha también cargaba una boleta de libertad que le dieron al salir de Uribana, pero estaba solicitada.

Tenía antecedentes por distribución de drogas y otros delitos. La mujer en medio de sus nervios y dolor gritaba que residía en la Villa Crepuscular, pero su hermano tiene como sitio de residencia El Ujuano.

Según versiones policiales la joven  y su hermano probablemente estaban vendiendo drogas por el sector por lo que tal vez fueron asesinados en una guerra por la plaza de venta de sustancias estupefacientes.

Al joven le propinaron cuatro tiros. Uno en la cabeza con entrada y salida, dos en el antebrazo izquierdo y otro más en el antebrazo derecho. En el antebrazo derecho el joven tenía tatuado el nombre de: ‘Edwin‘ en letras grandes y cursivas.

Los familiares de las víctimas no llegaron al sitio del crimen durante el tiempo que el cuerpo estuvo tirado en el callejón.

 

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