Euseglimar González | LA PRENSA.- ¡Ay, hijo yo te esperaba el viernes. Venía con la esperanza de verte vivo!, lloraba la madre de Guillermo Edwar Peña Tuas (32), quien fue asesinado de un tiro en la cabeza ayer a las 6:30 de la mañana en el caserío Agua Viva del municipio Crespo.
La mujer abrazaba el cuerpo de Guillermo que quedó tendido bocabajo en una carretera de tierra. Vestía una chaqueta de color beige, pantalón jeans de color azul claro y botas de goma. Un charco de sangre se formó en la vía.
La familia relató que Guillermo salió de la casa de su abuela, iba a trabajar en las tierras en donde tenía una siembra de piñas. El hombre salió a bordo de su moto Empire de color negro, cuando llevaba unos cinco minutos de carretera fue sorprendido por dos choros en moto que se le fueron encima con intención de robarlo.
Cuentan los testigos que Guillermo aceleró la moto impactando de frente con los hampones, quienes se cayeron de la moto, Guillermo trató de acelerar, pero el choro que conducía la moto le disparó en la cabeza.
La víctima cayó al suelo bocabajo, mientras que el malandro que andaba de parrillero salió lesionado, pues contó Ernesto Tuas, primo de la víctima, que el conductor de la moto tuvo que ayudar a montarlo en las dos ruedas porque cuando se cayeron se golpeó el pie.
El homicida junto a su compinche se fueron, pero no se llevaron la moto, ni las pertenencias de la víctima.
En el sitio quedó un zapato deportivo de color azul y rojo, según versiones de los familiares, pertenecía al hampón que salió herido. También dejaron en la carretera, cerca del zapato, el frontal de la moto que ellos cargaban.
Familiares y vecinos llegaron de inmediato a auxiliar a Guillermo, pues la mayoría de ellos residen en el sector. Al acercase vieron que el hombre ya no tenía signos vitales.
Guillermo había llegado a Agua Viva el lunes y estaría hasta hoy trabajando en sus tierras. Todos los fines de semana se regresaba para su casa en El Trompillo, en donde vivía con su esposa y dos hijos de seis y cuatro años de edad.
Los familiares llamaron a la madre que estaba en El Trompillo y a la esposa que es educadora en una escuela en Duaca.
Ni la madre de Guillermo ni la esposa se separaron del cadáver, lo abrazaban y besaban en la cara y manos.
Se pudo conocer que Guillermo distribuía sus piñas en el Mercado Mayorista de Barquisimeto (Mercabar)